• 16/08/2009 02:00

El ‘buen salto, Rubén’, llega en democracia

En agosto de 1983, Rubén Darío Paredes se separa de la criminal Guardia Nacional y en el acto de retiro de él y de ascenso a comandante ...

En agosto de 1983, Rubén Darío Paredes se separa de la criminal Guardia Nacional y en el acto de retiro de él y de ascenso a comandante del satanizado Noriega, este con sarcasmo premonitorio le espetó la frase: “Buen salto, Rubén”.

Paredes pretendía ser el candidato de la alianza dictatorial para mayo de 1984, pero como decía Arnulfo Arias “tongo botado no pone boleta” , solo logró la postulación del partido de Olimpo Sáenz, el PNP. Lo de la satanización de Noriega, aclaro, lo digo porque algunos ingenuos y otros cómplices, han hecho ver que Noriega era el malo y el primer Torrijos el bueno. Durante el ejercicio de Torrijos hubo el doble de muertos y desaparecidos que durante el de Noriega. ¿Quién causó mayor mal?

Hoy, el salto de Rubén lo ha llevado, 26 años después de aquel sarcasmo de Noriega, a ser funcionario nuevamente, ahora como asesor del ministro de Desarrollo Agropecuario. Después de todo este tiempo, en el cual esta sociedad ingenua le ha dispensado espacios para que emitiera opinión apologética y sin ninguna muestra de conciencia ni de arrepentimiento de que, durante 15 años, fue uno de los principales actores de la dictadura que mató, exiló, encarceló ilegalmente, torturó y se enriquecieron injustificadamente los allegados al poder, hoy es un flamante asesor del Gobierno del Cambio.

De esos 15 años, fue dictador dos años, donde impuso una reforma constitucional con el aval de políticos pragmáticos, reforma que maquilló la dictadura y permitió el fraude de 1984, donde los milicos coronaron a otro que ha pasado —en el argot popular— agachado, el tal Nicolás Ardito Barletta.

¿Cuántos panameños que no fueron cómplices de todas estas vesanias podrían ocupar ese cargo de asesor, con preparación académica y autoridad moral, con el que hoy distinguen a uno que no merece distinción? ¿Qué mensaje se le está mandando a la sociedad y sobre todo a los jóvenes de cómo deben comportarse porque no hay ni sanción moral ante actos injustificables?

Tiempo atrás censuré que un ex teniente de la UESAT, tropa élite del satanizado Noriega, fuera jefe de la Policía; también que un ex funcionario de la dictadura como Thalassinos lo distinguieran como embajador en la ONU, pero que a uno de los dictadores de los 21 años de dictadura le den un nombramiento así, es más ignominioso.

¿Qué nos pasa? ¿Dónde están los llamados civilistas que no protestan por estas contradicciones morales? ¿Dónde están los diferentes políticos y los llamados partidos políticos que pueden soportar esto sin indignarse?

Pasada la Semana Panameñista llamo a la reflexión: caminamos política y moralmente por senderos tortuosos..

*Panameñista.jgamboarosemena@hotmail.com

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