• 08/05/2014 02:00

Ha caído un soldado de la pluma

Noticia que en lo personal me conmovió profundamente.

El pasado 30 de abril recibí la infausta noticia de que había fallecido de manera repentina, en horas de la madrugada de ese mismo día, el distinguido profesional de la pluma don José López Palma. Noticia que en lo personal me conmovió profundamente, pues, durante casi dos décadas, le dispensó en forma honrosa a mis habituales colaboraciones, bien cuando se desempeñó de manera eficiente como director de los diarios Crítica y El Matutino, en la Editora Renovación S.A (ERSA).

A él debo el consejo que me dio oportunamente y a otros amigos, para que elevara ante la Dirección de Comunicación Social del Ministro de Gobierno y Justicia, la solicitud de idoneidad para el ejercicio del Periodismo, la cual me fue concedida, porque contaba con las pruebas suficientes como periodista de planta que había sido en otros medios. Idoneidad que me fue concedida en breve tiempo y que conservo enmarcada en mi hogar al igual que el diploma de abogado y la respectiva idoneidad, extendida a mi favor por la Corte Suprema de Justicia.

Gracias al consejo oportuno del colega desaparecido, pude recibir salarios, que cesaron tras la invasión norteamericana y durante años de lucha, junto a numerosos periodistas y otros profesionales de esa empresa, se nos reconocieron por parte del Ministerio de Trabajo, nuestras prestaciones, por lo que a mí respecta no fue elevada la suma que recibí por tal concepto, por la desidia que mantuve como dejo explicado, pero lo consideré un justo reconocimiento.

José López Palma, cuyas honras fúnebres se realizaron el pasado 6 de abril, en la Santa Iglesia de la Virgen del Carmen, en el corregimiento de Juan Díaz, contó con la presencia de sus numerosos hijos, demás familiares, amigos y colegas.

Oficio tan ingrato a veces, pero que es bien compensado en lo profundo del espíritu cuando en el diario ejercicio se desempeña con elevada dosis de honestidad, como lo fue en vida el periodista desaparecido, cuyas cenizas reposan para siempre junto a las de su esposa doña María de Palma. Es de señalar el elevado oficio religioso que le dispensó el párrafo a sus restos mortales y de resignación cristiana a sus numerosos hijos y demás deudos, actos como éste reactivan la memoria, por encima de vanidades, que como mortales que somos, será evaluada nuestra conducta terrenal.

En el momento indicado, el sacerdote que ofició esta misa en memoria de José López Palma, dijo que si algunos familiares deseaba hablar, lo hicieran. Dos de sus hijos, sobreponiéndose al profundo dolor que los embargaba, destacaron la conducta vertical del buen esposo y el buen padre de familia que fue, de su espíritu consagrado a ellos, hasta el último momento de su existencia.

PERIODISTA

Lo Nuevo