Al menos 12 personas murieron y centenares de miles se encuentran afectadas a causa del fuerte temporal causado por un frente monzónico y el tifón Gaemi,...
- 31/08/2021 00:00
Calidad de nuestra educación en la pandemia
Se ha divulgado, para nuestra preocupación, el pronunciamiento de un grupo de educadores de no volver a clases presenciales por causa de la pandemia actual y basada en la COVID-19; pese a que el Ministerio de Educación ha propuesto brindar garantías, con adecuadas medidas de protección, a los asistentes.
Este hecho, por ser tan inaudito, debe provocarnos una serie de interrogantes, con el propósito de identificar las verdaderas causas que han provocado semejante reacción de ese núcleo de educadores ante un llamado ministerial de incorporar lo presencial a lo virtual en el ejercicio de la enseñanza-aprendizaje. Más preocupante es lo acontecido, porque empaña la expresión de promesa por nuestro presidente de la República, cuando dijo, en la toma de posición: “Anuncio que la educación será, en mi Gobierno, el proyecto estrella”.
No considero beneficioso detenernos a señalar entes culpables de esas manifestaciones, que se apartan de adecuadas formas para superar vacíos y errores; pues, es de inteligentes armonizar ofertas reflexivas para concertar soluciones. Aceptar lo que nos une y no lo que nos separa; sentencia que estratégicamente se aplicó, con un liderazgo realista-visionario del general Omar Torrijos, para recuperar la plena soberanía en la zona canalera.
Por lo anterior, observando lo positivo de lo ocurrido, para recalcar nuestros errores, en cuanto al ejercicio de nuestra educación, ofrece el reconocer la demanda de cambios urgentes en nuestro sistema educativo; ejercicio que, con reflexión crítica y concepción del ser a formar para una visión de una nueva sociedad; actuación que debe reconocer un proceso con etapas de realidades contextualizadas, incluyendo el presente, donde impera la tecnología vinculada a lo virtual o la llamada inteligencia artificial.
Nuestro país ha poseído valiosos pensadores en la educación, que hace riesgoso, para la memoria, anotarlos en este artículo e invito a su estudio personal; partiendo desde Justo Arosemena hasta los pertenecientes a la era republicana. Ellos, como arquetipos, hicieron plasmar propuestas, en el proceso de etapas históricas; hasta la polémica reforma educativa en la década de 1970; con aplastante rechazo en el año 1979. Hecho que no es el propósito destacar en este escrito, pero sí invitar a su estudio.
Lo acontecido reclama el debate dialogado, no para identificar culpables, sino causas y encontrar, mediante acuerdos consensuados, las propuestas de solución.
La presencia de esta pandemia, con sus virus, nos ha sorprendido y contribuido a poner a flote debilidades para probarnos y retar nuestra capaz inteligencia en aplicar cambios estructurales que apunten a la planificación, organización y ejecución; con la presencia de verdaderos líderes para la conducción exitosa de lo propuesto.
Lo acontecido es una muestra más, en estos instantes de desequilibrio mundial con el poder de nuevos medios de comunicación que restan función en la educación formal para la creación de una nueva conciencia, que exige reinventarnos para subirnos a esta carreta con visión de una nueva era que introduce nuevas relaciones de producción para sepultar lo no contextualizado con el reclamo de cambios.
Para construir el presente es vital, como actuamos para recuperar nuestra soberanía en la zona canalera, poseer un proyecto de una nueva nación que exhiba un ser nuevo: desalineado, desajenado, que sienta el placer de servir y no de ser servido, propositivo e inserto en lo laboral, para fijar una trayectoria que trascienda como originalidad y no como copia; que ame y persiga más lo inmaterial con capacidad de discernir.
En el alcance de la anterior finalidad, el énfasis sistemático debe ser priorizar lo presencial, como lo esencial para la formación, sobre lo virtual que solo sirve para alimentar la información. Justificación que, por la exigencia extensa de una reflexión crítica, merece la producción de un especial escrito que invita a otro artículo próximo a ensayo.
El Ministerio de Educación tiene la palabra como iniciativa para asumir el papel que el pueblo soberano, y verdadero dueño de la estructura creada, le ha conferido la función de administración.