• 02/03/2024 00:00

Candidatos, debates y propuestas

Desde hace más de dos décadas, hemos visto personajes políticos proponer, sugerir, recomendar, pero al asumir la administración del Estado, olvidan por completo sus promesas [...]

Los debates presidenciales abren una pestaña al análisis de problemas nacionales en el ámbito político, económico, cultural, biológico, tecnológico, educativo, permitiendo que el ciudadano común se forje un criterio o una visión en cuanto a quién inclinarse con su voto. Empero, más allá de lo que sostengan en sus propuestas y planes, consideramos que debemos observar la credibilidad, quiénes están detrás de cada candidato, a qué intereses económicos o ideológicos responden, además de contemplar la viabilidad de lo que proponen.

Desde hace más de dos décadas, hemos visto personajes políticos proponer, sugerir, recomendar, pero al asumir la administración del Estado, olvidan por completo sus promesas y se vinculan con donantes y sectores económicos perversos que solo buscan consolidar sus riquezas y sus espacios de poder en las grandes decisiones que se toman en el país.

En reciente debate realizado en el Domo de la Universidad de Panamá desfiló un grupo de siete candidatos haciendo gala de verborrea política y esbozando sus propuestas frente a un sinnúmero de problemas locales. Dadas a las expectativas de sus ponencias, algunos analistas, quizás, se inclinen por simpatizar con las posiciones de X o Y participante. Sin embargo, creemos, como referencia o guía objetiva de conciliar con alguno de ellos, que además de susodichas propuestas, no se debe perder de vista los partidos a quienes representan, su trayectoria, su evidencia de honestidad en la vida pública y su compromiso con el país.

No se trata de empalagarnos con una serie de promesas, más allá de esto, está la verdadera empatía con el pueblo, sus problemas, sus necesidades apremiantes, la rearticulación de la sociedad, la reingeniería en la administración del Estado y la eficiencia en el funcionamiento de los tres órganos fundamentales de gobierno; amén de supervisión permanente en el uso de los dineros públicos y una Contraloría que, en efecto, juegue su rol, que no ha hecho en los últimos 20 años.

Nuestro país, por otro lado, enfrenta una deuda externa superior a los 47 mil millones de dólares, un sistema hospitalario en crisis, un desabastecimiento de fármacos fundamentales en la Caja de Seguro Social y en el ministerio de Salud, un desempleo galopante, instituciones públicas ineficientes, una corrupción insoportable, problemas con el agua de consumo humano y para el funcionamiento del Canal, el uso inadecuado de nuestros recursos naturales, etc., y requiere con urgencia de un equipo que gobierne con liderazgo, sensatez, humildad, honestidad y en función del beneficio y prosperidad de todos los panameños.

En consecuencia, en este contexto político-electoral será misión de la juventud panameña darle seguimiento a los distintos candidatos con sus propuestas y votar más que por la entrega de un tanque de gas, una dádiva, festejo en algún parking, etc., por la honestidad, la eficiencia y el verdadero compromiso con la patria. Pues, permitirnos equívocos, a estas alturas del juego, será condenar al país a la miseria, a la zozobra y al saqueo inescrupuloso de todos sus recursos. Dios guíe a Panamá.

El autor es docente
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