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- 14/08/2022 00:00
“Cañita” Correa
El lunes se celebra el 503 aniversario de la Fundación de Panamá La Vieja. El municipio capitalino quiso honrar ese día a Rodrigo Correa “declarándolo Hijo Predilecto”. Fue muy acertado ese nombramiento.
Mi relación con Rodrigo Correa (Cañita) comenzó en 1981, cuando don Arturo Illueca, quien era jefe de Relaciones Públicas de la Cervecería Nacional, se acogió a una jubilación muy merecida. La separación de Arturo dejó un gran vacío en la empresa. Arturo tenía excelentes conexiones con todo el mundo, lo cual le facilitaba mucho su labor. Era muy querido por todos y, personalmente, le tenía un hondo afecto.
Recibí numerosas solicitudes para ese cargo, las cuales analicé con mucho cuidado, pero las rechacé todas. Alberto Conte, el principal publicitario de la Cervecería Nacional, me recomendó a “Cañita” Correa para ese cargo. Yo, francamente, desconocía a “Cañita” Correa y acepté entrevistarlo como una cortesía, con Alberto Conte, a quien le agradecía su trabajo profesional, que hacía para fortalecer la imagen de los productos a él encomendados.
Mi entrevista con “Cañita” Correa, duró muy poco tiempo. Me di cuenta, prontamente, que era la persona adecuada para el puesto e inmediatamente lo contraté para el cargo. Pasado el tiempo me di cuenta de que “Cañita” era un polifacético. Fue muy acertado, de mi parte, haberlo escogido.
Pasado un tiempo me llamó por teléfono Rodolfo “Popito” Chiari, quien fungía como Ministro de Gobierno. En su corta conversación me dijo que le transmitiera a “Cañita” el interés que tenía el régimen de comprarle la emisora KW Continente. Yo inmediatamente le contesté: “No le puedo transmitir tu mensaje porque, muy por el contrario, yo le recomendaré a él, que si quiere vender su radioemisora, yo le aconsejaría que no lo hiciera”. Al día siguiente llamé a “Cañita” y a su hermana Mayín, a quienes le conté la conversación telefónica con el Sr. Chiari. Además, les manifesté: “Si ustedes desean vender su estación de radio, mi consejo es que no lo hagan”. Ellos me manifestaron que no se les había ocurrido hacerlo. A los pocos días el régimen saco del aire la emisora y no solo eso, sino que destruyeron completamente las instalaciones radiales. No dejaron piedra sobre piedra. Fue un daño total y callaron una voz que luchaba por la libre expresión y la libertad del pueblo.
Años después, cuando volvió la calma al país y el gobierno de los militares fue derrocado por ese pueblo que, en gran parte, fue dirigido en sus protestas por los hermanos Correa.
“Cañita” y Mayín se encontraron sin emisora, ni dinero. Los ayudamos a ellos para que recuperaran su emisora.
Dije que Cañita era polifacético; eso era realmente muy cierto. El logo y los colores de los camiones y edificios de la Cervecería Nacional, los hizo él.
Libre ya de las responsabilidades de su puesto en la empresa cervecera, se dedicó a muchas cosas. Pintó cuadros con paisajes de su provincia de Los Santos. Uno de ellos lo coloqué en la puerta que da en mis nuevas oficinas. El que entra a ella admira ese cuadro y me pregunta que quién hizo esa pintura tan buena.
Entre algunas otras actividades, “Cañita” se convirtió en ganadero y lechero. Compró una finca muy cerca de su ciudad natal Macaracas. Posteriormente, me enteré de que la había vendido.
“Cañita” me llama todas las semanas y conversamos. El afecto es mutuo entre él y yo.