• 19/02/2022 00:00

Cayetana Álvarez, una piedra en la bota del tirano

“[…] resulta esperanzador escuchar una voz valiente y democrática, pero, a la vez, confieso que me ha quitado el sueño, realicé que hemos concedido demasiado espacio a la corrupción, al populismo y el narcotráfico ya ha contaminado nuestras instituciones, […]”

Días atrás, sentí un aire reformador para quienes creemos en la democracia, la libre empresa y las libertades ciudadanas. Percibí, durante un almuerzo gremial, que aún es posible recuperar el terreno que hemos perdido por haber dejado, en las últimas décadas, en manos de políticos mediocres, que permanecen solo pendientes de las redes sociales y de las glosas mediáticas y no en resolver los problemas sociales y en darle un giro de timón a la dirección corrupta y populista de los tres poderes Estado.

Escuchar a la diputada española Cayetana Álvarez de Toledo, es desarmar el temor que a diario diseminan los medios de comunicación, las redes sociales y los mercaderes de la desconfianza por obtener el monopolio de los sentimientos de los ciudadanos en su búsqueda del “rating”, jugando entre la parte baja de la moral y el pesimismo colectivo. Ella nos recordó la historia de la humanidad, las grandes guerras y las tiranías más despiadadas de los últimos siglos que después de causar tanta miseria, muerte, destrucción y desprestigio, no remediaron absolutamente nada de lo que mesiánicamente se comprometieron a ejecutar.

Realizó una excelente explicación del porqué el éxito del neocomunismo que, a pesar de mostrar pésimos resultados en varios países de nuestro continente, sigue ganando terreno. ¿Cómo es que, a pesar de una pérdida evidente de libertad, del hambre, la pobreza, el desempleo, la insalubridad y el éxodo masivo de ciudadanos, esas farsas y sus promesas incumplidas siguen ganando terreno? También nos explicó lo fácil que resulta promover sentimientos separatistas, entre obreros y sus empleadores, entre los pueblos originarios y los gobernantes de turno y generar resentimientos humanos utilizando palabras trilladas, como desigualdad, hambre, pobreza y así lograr sus fines antidemocráticos de romper el orden público y destruir la propiedad pública y privada; en pocas palabras, crear el caos para luego imponer utópicas agendas importadas.

Fueron claras las advertencias de esta demócrata militante, que no dejó espacio para dudar que nuestro continente está sucumbiendo bajo este sistema traicionero que se arropa bajo una falsa democracia electoral y que indudablemente Panamá, un país de cuna liberal y democrática, no será la excepción. Mientras los gremios de empresarios y profesionales nos ocupamos por tratar de resolver los problemas sociales, en defender la libertad económica, la separación de los poderes, los derechos civiles y en recobrar la economía, las izquierdas locales y foráneas no descansan, están unidas bajo el plan macabro del Foro de Sao Paolo y se ocupan tan solo en exportar su revolución al patio ajeno, financian campañas y partidos políticos, demonizan a la empresa privada y venden al pueblo una falsa imagen nacionalista.

La historiadora y política nos advierte que mucha culpa radica en que los gremios liberales no hemos querido dar abiertamente la batalla y dejamos en manos de políticos inexpertos la administración del Estado, aumentando más la falta de respuestas sociales y el descontento ciudadano. La elite de los empresarios y el poder económico no invierten en defender la democracia, se conforman con financiar partidos y campañas electoreras cada cinco años, creyendo así asegurar la protección de sus inversiones, hasta que, lamentablemente, llega el giro a la izquierda y entonces será muy tarde para todos.

La historia ha reiteradamente comprobado que una vez en el poder, las izquierdas, en nombre del poder popular otorgado en las urnas, expropian, encarcelan y torturan a sus opositores, nacionalizan industrias y luego venden a quienes los eligieron que la solución para resolver todos los problemas del país es modificar nuestra Carta Magna, así logran perpetuarse en el poder y eliminar “el sistema neoliberal de libre mercado”. A pesar de que, ante tanto desgobierno y corrupción, algunos medios de comunicación y reporteros respaldan esos cantos de sirena o justifican sus prácticas antidemocráticas y apoyos económicos, es también una realidad de a puño que, una vez en el poder, los tiranos democráticos lo primero que optan es por restringir la libertad de expresión, clausuran los medios y asesinan periodistas.

Aplaudo la iniciativa de la Apede por haber convocado a Cayetana a participar en su evento por la Libertad Económica y Empresarial, sin duda resulta esperanzador escuchar una voz valiente y democrática, pero, a la vez, confieso que me ha quitado el sueño, realicé que hemos concedido demasiado espacio a la corrupción, al populismo y el narcotráfico ya ha contaminado nuestras instituciones, la política, la justicia y la fuerza pública. Se necesitará mucho más que una piedra en la bota del tirano.

Ex ministro de Estado.
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