• 23/06/2009 02:00

¿Cerrar el gobierno?

Casi un mes después de la elección general de 2009, tuve la oportunidad de tener un diálogo cibernético con el diputado José Luis Varela...

Casi un mes después de la elección general de 2009, tuve la oportunidad de tener un diálogo cibernético con el diputado José Luis Varela, sobre sus declaraciones en torno a la Defensoría del Pueblo, a lo que me dijo que sus intenciones eran provocar un debate nacional tendiente a mejorar esta institución.

Le dije que sus argumentos también son aplicables a la mayoría de las instituciones públicas, así como también le comenté que cualquier acción que se tome sobre el Ombudsman debe ser a nivel constitucional, porque esta oficina tiene ese rango, por lo que el momento es propicio para una reforma integral del Estado, porque todas las constituciones panameñas no son consecuencia de verdaderos consensos sosegados, unánimes, populares, nacionales y democráticos.

Lo cierto es que le mandé parte de mis propuestas, las que me pidió, que seguramente serán consideradas.

Siendo analíticos, no nos será difícil deducir que el sistema de gobierno es decadente, corruptor, inoperante, obsoleto y anacrónico. Por ejemplo, altos salarios para unos pocos a los que sus subalternos les hacen todo el trabajo, millonarias inversiones y gastos en publicidad gubernamental y electoral, mientras miles se mueren o enferman por el hambre, poca producción legislativa con un presupuesto exorbitante, miles de botellas que acceden a los puestos por razones subjetivas, torneos electorales que en la mayoría de los casos arrojan como resultado funcionarios incapaces y deshonestos, una descentralización puesta en manos de entes locales gobernados por inescrupulosos y sin buenos perfiles académicos y profesionales, fallos de justicia tardíos, abusos de autoridad por doquier, etcétera.

La lista de las situaciones que hay que corregir es grande, aún así, ¿quién se atreve a decir que hay que cerrar los Órganos del Estado o privatizar el Gobierno Nacional? Sabemos que nuestro sistema no es ni será perfecto, porque los seres humanos no somos perfectos, más bien perfectibles. Pero, en lo que creo que coincidimos todos es en que hay que optimizar las instituciones públicas, ¿y qué mejor que una reforma como consecuencia de un análisis científico y cívico y de un debate en el que todos sean tomados en cuenta?

Para que sirva de norte, puedo decir que la Reforma del Estado debe sopesar, entre otros, los siguientes aspectos: El redimensionamiento del Estado y las modificaciones en sus procesos de toma de decisiones e implementación de políticas; Los métodos de elegir a los titulares de los Órganos del Estado y las formas como se estructuran e implementan las facultades públicas; El mejoramiento de los procedimientos administrativos que involucren cambios importantes en las estructuras y sistemas, con el fin de que resuelvan las necesidades sociales más apremiantes; La adecuación de instituciones con la capacidad de solucionar conflictos entre el Estado y la sociedad civil; La existencia de mecanismos de responsabilidad de los políticos y los funcionarios públicos; La capacidad de la sociedad de minimizar sus demandas y del gobierno en satisfacerlas; y Garantizar la participación política y gubernamental de todos los sectores en condiciones de igualdad, equidad, representatividad y proporcionalidad.

-El autor es abogado y locutor.gadarovi@gmail.com

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