• 18/09/2018 02:02

La Embajada de China y la tumba vacía

Los nuevos altos mandos pusieron fin a la peregrinación, sin duda incómoda para ellos 

Se ha escrito que lo dicho por el presidente Juan Carlos Varela sobre el mausoleo del General Torrijos en Amador son ‘alusiones hirientes y lamentables sobre Omar Torrijos'. Aclaremos. El presidente Varela dijo lo siguiente: ‘... un Gobierno le dio cinco hectáreas que valen una fortuna a una fundación de un partido y están ahí, con una tumba vacía, y no se usan...'. Si lo analizamos bien, en modo alguno ofendió el recuerdo del general Torrijos. Diría yo que, incluso, puede entenderse todo lo contrario. Tocó la llaga del desamor y el abandono en que se han tenido los ideales del general Torrijos. Y sus palabras coincidieron con la celebración, pocos días después, de la elección del candidato presidencial del PRD, partido político fundado por el general, lo que propició numerosos pronunciamientos.

Es cierto que las cenizas del general Torrijos no están en el mausoleo, un monumento levantado apresuradamente después de que sus restos físicos fueron removidos del calor popular que recibían en su ubicación original en el Cementerio Amador, en el barrio de El Chorrillo. Personalmente vimos cómo la gente humilde llegaba de todas partes con velas, flores, oraciones, llanto, lágrimas en los ojos, a orar silenciosamente en ese lugar, bastante cerca del Cuartel Central de la Guardia Nacional. Los nuevos altos mandos pusieron fin a la peregrinación, sin duda incómoda para ellos. No es un secreto que, desde un principio, se sospechó de la complicidad de algunos en la muerte disfrazada de accidente, ocurrida en cerro Marta el 31 de julio de 1981 –Manuel Antonio Noriega fue mencionado específicamente por el coronel Roberto Díaz Herrera–.

Las cenizas del general fueron trasladadas primero a una cripta en el Santuario Nacional del Corazón de María, un lugar que no habría sido el preferido por Omar Torrijos, por ser conocido como sitio de reposo de los restos de figuras de la alta sociedad panameña, según nos comentó don Marcelino Jaén, cuñado del general Torrijos –esposo de Victoria ‘Toya'–, jurista que luchó por la soberanía nacional toda su vida, destacándose en ese camino desde el rechazo del Convenio Filós - Hines en 1947. Según el testimonio del licenciado Jaén, las cenizas fueron robadas misteriosamente de allí un día, y fueron recuperadas posteriormente por la familia Torrijos mediante el pago de una suma de dinero. Decidieron entonces trasladarlas a la Iglesia San Pablo Apóstol de La Locería, para ponerlas al cuidado de dos sacerdotes amigos, que habían sido capellanes en la Guardia Nacional. A esa iglesia acudió el comandante Fidel Castro a depositar una ofrenda floral, en presencia de centenares de personas, durante su visita a Panamá en el año 2000. Estuve allí.

Tengamos cuidado de no caer en falsos nacionalismos, como el esgrimido por Noriega durante la década negra de nuestra historia, en los años 80 del siglo pasado, cuando, machete en mano, declaró la guerra a los Estados Unidos, que con ese pretexto invadió sin misericordia a Panamá, asesinando a miles de inocentes.

Gracias a la lucha del general Torrijos y de distintas generaciones de héroes y mártires, nuestra bandera ondea sobre todo el territorio nacional. No sigamos pensando en las áreas revertidas como si fueran un territorio aparte. El establecimiento de la Embajada de China, y de muchas otras embajadas, con sus respectivas banderas, en nada menoscabaría la soberanía nacional, y más bien reforzarían la visión y realidad de la franja canalera como una zona de paz y neutralidad.

En el presente contexto, cabe recordar a los miles de chinos que llegaron a Panamá y trabajaron en condiciones infrahumanas, dando sus vidas en la construcción del ferrocarril interoceánico, cuyo esfuerzo y sacrificio facilitó la construcción del Canal de Panamá. No olvidemos tampoco el decidido respaldo que brindó a Panamá el Gobierno de la República Popular China como miembro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, por medio del canciller Huang Hua, en la reunión clave para las negociaciones con los Estados Unidos, celebrada en Panamá en 1973.

LA AUTORA ES ANALISTA DE RELACIONES INTERNACIONALES, AUTORA DE DOS LIBROS SOBRE EL GENERAL TORRIJOS.

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