• 14/04/2024 23:00

Clima, salinidad y fiabilidad: Retos del Canal de Panamá

El Fenómeno de El Niño es un evento climático cíclico muy conocido en el mundo. Los efectos del fenómeno sobre las precipitaciones y la temperatura varían de una región a otra, provocando sequías, incendios e inundaciones en diversos países y regiones que afectan la vida y los medios de vida de millones de personas. En Panamá este fenómeno provoca sequías o disminución de las aguas y por ende problemas con la producción agropecuaria, supeditada al clima. Normalmente provoca el adelanto de la estación seca y el atraso en el inicio de la estación lluviosa.

En diciembre de 2023, la cúpula de la ACP mostró datos sobre los niveles de precipitación y otros datos estadísticos del funcionamiento del Canal de Panamá. Entre lo que presentaron, mostraron datos de lluvias desde el año 1950 hasta el 2023, revelando que el año 2010 ha sido el año más lluvioso en la cuenca del Canal, con un valor cercano a los 3500 mm de lluvia y el año menos lluvioso ha sido 1997 con 1700 mm de lluvia. Los años 2015 y 2023 son los siguientes años con menos lluvias con aproximadamente 1800 mm de lluvia. En pocas palabras la historia del régimen de lluvias en la cuenca del Canal ha estado entre 1700 y 3500 mm de lluvia en los últimos 73 años. O sea, la ACP está clara que no existe uniformidad anual de las lluvias y por tanto, no pueden decir que el régimen de lluvias de 2023 los tomó por sorpresa desde las matemáticas de los pronósticos. De hecho, el año 2022 tuvo lluvias superiores al promedio histórico con 2650 mm. Si la ACP usara el principio precautorio en sus decisiones debería estar siempre preparada para años con mayores y menores niveles de precipitación a las históricas.

De los últimos 74 años de datos de precipitación estudiados en la cuenca del Canal, 35 años superan el promedio de lluvias anuales de 2567 mm y 39 años están por debajo del promedio, lo que indica que la ACP siempre debe esperar más años secos que pródigos en lluvia. No es sabio de una entidad seria hacerse las víctimas de la estocasticidad de las lluvias como quimera para desviar la atención de fondo, que es justamente el mal diseño de las esclusas neopanamax, que despilfarran agua, costaron varios cientos de millones y como premio adicional, están salinizando fuertemente las aguas dulces del Canal.

La palabra “fiabilidad” la utiliza excesivamente la ACP cuando habla acerca del funcionamiento eficiente del Canal de Panamá frente a los clientes, pero es justo esa palabra la que más se ha visto comprometida, junto con la calidad del agua dulce del Canal de Panamá, hecho de extrema gravedad ambiental que no solo puede dañar gravemente todo el ecosistema del lago Gatún y sus aguas asociadas, sino también los ecosistemas transoceánicos y todo lo que ello puede representar en responsabilidad ambiental regional. Traer agua de otra cuenca no previene la intrusión de sal tal como está sucediendo actualmente; solo retrasaría el proceso de salinización. La sostenibilidad o existe o no existe. Actualmente, enfrentamos graves problemas de escasez de agua, agua contaminada con sal, especies marinas invadiendo el lago Gatún y operaciones de dragado en busca de agua dulce en los remansos no contaminados de sal en el lago Gatún. Estos son indicadores claros de que el ideal de sostenibilidad no se está logrando. La intrusión de sal del mar en las aguas dulces es un fenómeno que no puede ser ignorado ni subestimado por los gerentes de la ACP, no es un tema marginal, es un tema central. Es imperativo que el Canal de Panamá actúe con urgencia para restaurar la calidad del agua, al menos en el lago Gatún, y garantizar que el agua dulce destinada a la potabilización permanezca siempre dulce y en abundancia suficiente a las demandas para consumo humano y las operaciones usuales del Canal. No forzar a situaciones donde se diezma el recurso. Debemos estar conscientes que hay límites en todo y la ACP debe saber que el Canal tiene límites que no deben ser rotos, bajo ningún pretexto.

Todos sabemos que hay problemas que se deben discutir abiertamente con todo el país. Sabemos que no existe la organización perfecta y que ha habido errores verdaderamente costosos. No es hora de sumar más errores en el apuro de solucionar otros. Es hora de tomar medidas concretas y responsables para proteger al Canal, por un lado, y proteger las aguas y los ecosistemas que le dan la vida por el otro lado. Si la ACP desea que los servicios del Canal tengan fiabilidad, deben ser transparentes. Ese es el camino.

El autor es biólogo y académico
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