Más de 5.000 personas, según la policía, y alrededor de 10.000, según los sindicatos, se manifestaron este lunes en Bruselas para pedir a las autoridades...
- 31/05/2021 00:00
Correcciones para salvarnos
Hay quienes creen que no estamos en peligro como sociedad, pero es importante que analicen bien el presente escenario. Debemos suponer que las personas y las sociedades crecen cada día en su visión sobre muchas cosas, pero la realidad ha demostrado, en los últimos años, que esa premisa no es para nada cierta en lo referente a las prácticas y conductas politiqueras que se ejercen en nuestro medio. Se aferran a las conductas más alevosas contra la sociedad.
Algunos sectores hablan sobre la necesidad de refundar la Nación, ante el claro fracaso de las últimas décadas por afianzar las reglas del juego que deberían mantener las instituciones públicas funcionando en beneficio de todos los panameños y todo lo que ello implica. La gravedad es insostenible y el presente sistema no funciona en la medida en que los bribones y sus representantes legales encuentren uno o varios subterfugios para eximirlos, no de culpa, sino de las responsabilidades y los castigos establecidos por la Ley.
Están los que promueven una constituyente y allí no nos ponemos de acuerdo: ¿originaria o paralela? ¿Es tan difícil entender que eso no resolverá los problemas? Hay que volver al párrafo inicial para entender que la situación es causada por el individuo (hombres y mujeres) que han hecho del asunto del Estado un sistema corrupto en la mayoría de sus entidades, que encausar el país tomará más que la preparación de una nueva constitución.
Cuando se habla de refundar el Estado, el objetivo no solo debe enfocar los problemas actuales, sino los objetivos a futuro. Las propuestas de refundación deben establecer las bases para un sistema sociopolítico, creado desde un sistema y una filosofía educativa que en realidad nos lleve a mirar el presente siglo XXI desde la prospectiva de proveernos a todos los panameños la seguridad de que podamos aspirar a ser lo que deseemos ser para contribuir en la construcción de un mejor Estado.
Más que una estructuración constitucional/legal para prevenir que se aprovechen del Estado desde el escenario político y empresarial, la formación educativa de los ciudadanos debe compensar por las debilidades que los sistemas políticos poseen. Un ciudadano educado con los más altos principios morales de servicio al país, desde cualquier área de producción, garantizará un país mucho mejor de lo que tenemos hoy.
En el ejercicio de refundar la Nación panameña, desde la perspectiva que me toca mirarlo, debemos encontrar espacio para, de igual manera, conversar sobre el papel de los medios de comunicación y su incidencia en el desarrollo de la sociedad, siempre subrayado por la pregunta: ¿qué sociedad queremos?
A diferencia de otros tiempos, el rumbo que llevan los acontecimientos políticos que se discuten en el escenario nacional, desde hace mucho tiempo, está decididamente marcado por la influencia y por el manejo mediático. La opinión del público, tomando en cuenta la forma en que percibe los hechos -reales o aparentes de un suceso en particular- tiene incidencia en las decisiones que los diversos actores del escenario nacional ejecutan. Los nuevos medios electrónicos (y algunos de los tradicionales), ejercen una influencia casi inmediata sobre la población. Se han convertido en actores principales, estrechamente ligados al desarrollo y a los resultados de cada acontecimiento.
Sean McBride, comisionado por las Naciones Unidas, en 1980, presentó el informe titulado “Un solo mundo, voces múltiples”, también conocido como el “Informe McBride”, que llamaba a la formulación de un Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación: “Los Gobiernos de los países en vías de desarrollo debieran tomar un rol más activo en el desarrollo de una infraestructura interna de comunicación. Que se debieran formular políticas nacionales de comunicación y que debieran ser desarrolladas mediante una política de amplia participación pública”. Tomemos en cuenta que, en 1980, los medios electrónicos no existían, pero igual, yo cambiaría la palabra “Gobiernos” por “Estados”, para procurar una amplia participación en las decisiones sobre el papel de los medios y para tratar de limitar la influencia política-empresarial.
Ese enunciado aún tiene valor frente a las evidentes deformaciones en la conducta del ser humano, particularmente al servicio del Estado. La nueva sociedad debe fundamentarse sobre un sistema educativo y de información que promueva una visión de sociedad inclusiva que rinda cuentas. Si no lo hace, en este infierno de corruptos y juegavivo, no habrá futuro promisorio.