• 24/02/2024 00:00

Corrupción: el cáncer que devora la sociedad

La corrupción supone un acto que altera el estado de las cosas, y ese es el sentido Aristotélico de la corrupción: “la desnaturalización de un ente cuando este actúa no regido por el fin que le impone su naturaleza, sino en función de un fin ajeno”

¿Qué se entiende por corrupción? El término “corrupción” se ha instalado en el ámbito académico, en la política y en la opinión pública en general, pero existe un alto grado de ambigüedad en cuanto a su significado, el cual varía de un contexto sociocultural a otro. Para precisar el significado de corrupción comencemos por la etimología del término, que proviene del latín “corruptio que resulta de com (junto) y rompere (romper)”.

Supone un acto que altera el estado de las cosas, y ese es el sentido Aristotélico de la corrupción: “la desnaturalización de un ente cuando este actúa no regido por el fin que le impone su naturaleza, sino en función de un fin ajeno”.

Los estudios que provienen del ámbito jurídico conciben la corrupción en el plano político, al considerar el uso del poder para beneficio privado o de un grupo o clase connota el quebrantamiento de normas jurídicas, refiere conductas corruptas que implican violación de preceptos legales.

Desde una perspectiva económica la corrupción supone una relación donde el poder del dinero influye sobre la administración pública para obtener ciertos favores y los funcionarios a su vez incumplen las normas para favorecer a quienes les proporcionan un beneficio. En este contexto puede entenderse a la corrupción como un intercambio donde los actores tienen una conducta racional dado que procuran satisfacer su propio interés. Incluso, desde una postura extrema un soborno es un precio de mercado cuando un mercado libre no está permitido.

En opinión de algunos autores, los efectos de la corrupción para la economía serían neutrales o intrascendentes, pero esto depende del grado de corrupción. Cuando la corrupción se generaliza no puede negarse su influencia sobre la economía de un país, por ejemplo, en los sobreprecios en las compras y contrataciones que afectan la eficiencia del Estado, la incertidumbre y las arbitrariedades en las actividades económicas afectando el interés de los inversores serios.

La corrupción como violación de normas incluye tanto las normas formales como las informales. Las primeras abarcan las leyes, los pactos firmados por el Estado y toda la jurisprudencia relativa a casos específicos de corrupción, y las informales son usos y costumbres que rigen las interacciones sociales en determinada sociedad, por ejemplo, la igualdad de oportunidades falla a la ética que transgredan comportamientos colectivos.

El Banco Mundial define corrupción como “el fenómeno por medio del cual un funcionario público es impulsado para favorecer intereses particulares a cambio de una recompensa”.

En la conducta corrupta vamos a encontrar algunos elementos tales como: relaciones deliberadas de intercambios de prestaciones en contravención de normas legales para otorgar ventajas, el mal ejercicio de una función o cargo, falta de transparencia, interacciones entre varios actores cada una con cuotas y fuentes de poder promoviendo actos de corrupción.

Estos elementos permiten tipificar la presencia del fenómeno de corrupción en cada caso particular que se estudie. Estos elementos estarán presentes en distintos grados.

Como actores la noción convencional describe a políticos, funcionarios o burócratas, actores privados. Esta dimensión se encuentra muy relacionada con el grado de intervención del Estado en la economía, donde el burócrata a cargo de un determinado procedimiento requiere una coima para agilizar un trámite o evitar una sanción.

Al considerar las posibles interrelaciones entre los actores aparecen algunas formas típicas del catálogo de prácticas corruptas como, por ejemplo, pago de sobornos, tráfico de influencias, otorgamiento de privilegios, abuso de poder, favoritismo, clientelismo, alteraciones fraudulentas del mercado, malversaciones, fraudes, uso de información privilegiada entre otras. En el plano institucional cabe mencionar las tipologías que proponen las convenciones internacionales contra la corrupción, la Convención Interamericana contra la corrupción de 1996, se ocupa del ámbito penal más concreto al soborno activo y pasivo, el soborno transnacional y el enriquecimiento injustificado, la Convención de las Naciones Unidas contra la corrupción de diciembre de 2005, amplía en su texto la tipificación y establece el deber de los Estados parte de formular, aplicar y mantener políticas contra la corrupción que promuevan la participación de la sociedad y reflejen los principios de legalidad, integridad, transparencia rendición de cuentas a la ciudadanía. También considera aspectos procesales como medidas cautelares, la cooperación entre organismos públicos y privados en el ámbito internacional.

La situación de pobreza está estrechamente ligada a la corrupción; cuando ha ganado terreno convirtiéndose en el cáncer de la sociedad, afectando su economía, crecimiento y proceso de desarrollo.

En el ámbito de la política, cuando la corrupción y el clientelismo se convierte en un estilo de vida, se desvirtúa el ejercicio del poder, se destruye el sentido cívico y, en definitiva, se socava la esencia misma de la democracia. Podríamos agregar a la lista: la falta de transparencia de la información, la no rendición de cuentas, la impunidad, un sistema judicial dependiente y la falta de participación ciudadana.

En una cultura consumista donde se valora el éxito fácil y rápido, al tiempo que existen prácticas clientelista y permeabilidad a conductas poco éticas, se produce una desvalorización del servicio público y de su profesionalización. En muchos casos se ejerce la función pública con falta de probidad, austeridad y de escrúpulos para hacer público el hecho o incluso jactarse de ello.

Acabar con la corrupción es un desafío constante que requiere de compromiso continuo por parte de todos los actores y algunas recomendaciones que daré es mejorar la educación y la conciencia ciudadana, fomentar una cultura de integridad desde temprana edad a través de la educación de calidad. Promover los valores éticos y ciudadanos. Además, es importante promover la participación ciudadana y empoderar a la sociedad civil para que participe de la política.

El autor es abogado penalista
Lo Nuevo
comments powered by Disqus