• 19/02/2023 00:00

Cuidemos la vida en estos carnavales

“Recordemos que Panamá nos necesita a todos”

Ayer comenzaron los carnavales en nuestro terruño. Es la fiesta más anhelada de los panameños. Este año es especial, pues se celebran luego de que en 2021 y 2022 fueron cancelados por razón de la pandemia de la COVID-19. Muchos ya los llaman los “carnavales del desquite”.

En ese sentido, la mayoría de los panameños, nos vamos a relajar, aferrándonos al festejo, para postergar, aunque sea por una semana, la lucha por erradicar el clientelismo y la corrupción que, es un determinante de inequidades, ineficiencia pública que limita severamente el desarrollo de las estrategias e iniciativas necesarias para alcanzar el desarrollo del sistema público que necesitamos; la recuperación plena de la economía; la creación de empleos dignos y bien remunerados; el control (ojalá erradicación) de la delincuencia, y la garantía de seguridad ciudadana; la transformación y fortalecimiento de la educación para el desarrollo sostenible; el rescate de nuestro sistema de pensiones; la solución efectiva del contrato para la minería, garantizando beneficios que sean excelentes para nosotros y buenos para ellos.

Sin embargo, esta publicación no es para apesadumbrarnos con la montaña de males políticos, éticos y morales que nos agobian, aunque no podemos olvidarlos. Es para reiterar _como lo hago todos los años_ la necesidad de cuidar nuestras vidas en las carreteras y jolgorios. Y en estas fiestas, hacer un esfuerzo por divertirnos sanamente, superando el desenfreno “carnestoléndico” que nos caracteriza, nos pone en peligro y puede llenar de luto a las familias y a esta sociedad que nos necesita vivos y productivos.

Y no crean que estoy exagerando, pues de acuerdo con el INEC, cada año pierden la vida cerca de 400 personas en accidentes de tránsito, siendo principalmente (83 %) hombres en edad plenamente productiva. La mayoría de estos accidentes y muertes fueron durante los fines de semana y días feriados. Siguen siendo las principales causas de estos fallecimientos: el exceso de velocidad, manejar bajo los efectos del alcohol, las distracciones, como chatear frente al volante, la impericia y el incumplimiento de los reglamentos de tránsito, como el no usar el cinturón de seguridad o, en el caso de los motociclistas, no usar casco.

Aparte de su relación directa con la velocidad y el manejo alocado, los excesos en el consumo de alcohol también afectan negativamente a nuestras familias y nuestro país. Provoca casos de violencia, como homicidios, suicidios, agresión sexual y violencia doméstica con nuestras parejas.

Como si fuera poco _como he señalado antes en esta bitácora_ el consumo excesivo y reiterado de alcohol, también provoca enfermedades crónicas y otros serios problemas como hipertensión arterial, enfermedad cardíaca, accidentes cerebrovasculares, enfermedad del hígado y problemas digestivos; cáncer de mama, boca, garganta, esófago, hígado y colon; problemas de salud mental, como depresión y ansiedad. De hecho, estas enfermedades causan cada año más de 14 mil defunciones en nuestro territorio. Y no menos importantes son los problemas sociales, como pérdida de productividad, problemas familiares y desempleo; y la dependencia al alcohol o alcoholismo que lleva, si no es tratada, a todos los males antes señalados. Y no digo que por pegarse una juma en estos carnavales, ya la persona es alcohólica crónica. No, pero ciertamente se puede hacer una muy mala costumbre, pues el alcohol es adictivo, y los carnavales, junto con muchas otras fiestas se repiten cada año.

En este contexto, sin querer pasarme de serio y santurrón, pues como todo panameño, he disfrutado plenamente de estas fiestas, es obligatorio que reflexionemos por la necesidad de revertir esta tendencia de sufrimiento causada por los accidentes de tránsito.

Para comenzar recuperemos los valores cívicos y morales, necesarios para superar la anarquía al volante que prevalece en nuestras calles. Erradiquemos esa ley del más fuerte, donde impera la desconsideración, la irresponsabilidad, y el juegavivo impune que caracteriza a muchas personas en su quehacer cotidiano y cuando están al frente del volante. Tomemos conciencia de los factores de riesgo, cumplamos con las leyes y normativas de tránsito, y seamos responsables, cuidándonos y protegiendo la vida de los demás conductores y peatones.

Por su parte el Gobierno debe honrar su compromiso, desarrollar una política real de prevención vial, comenzando con el mejoramiento de la infraestructura de las vías de tránsito y fortalecer la aplicación efectiva de las intervenciones conocidas para garantizar la seguridad vial en todo el territorio y en todo momento, no solo en los carnavales.

Y eso es todo ciudadanos. Disfrutemos contentos de estos carnavales, bailemos mucho, comamos y bebamos con moderación, y tomemos conciencia de los factores de riesgo que influyen en la posibilidad de sufrir un accidente, de vernos envueltos en un episodio de violencia, o de adquirir una enfermedad de transmisión sexual, por mantener una conducta temeraria y no protegernos. Y cuando enterremos la sardina, regresemos al trabajo con el mismo entusiasmo, comprometidos con el bienestar y desarrollo nacional. Recordemos que Panamá nos necesita a todos.

Médico, exrepresentante de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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