De aumentos de PIB y otros cuentos mareadores

Los organismos de Naciones Unidas han jugado un papel muy ambivalente en lo que se trata de plantearse las vías de superación de los grandes problemas que nos aquejan como especie o como sociedad. Son muy buenos para identificar problemáticas secundarias y hasta irrelevantes en cuanto a que sus diagnósticos tocan excelentemente los fenómenos -las manifestaciones de las problemáticas- mas no las causas de los problemas, dando como resultado que las soluciones a situaciones críticas sean igualmente insípidas, de cambios para no cambiar.

Aquí el tema es que estas narrativas de pitonisos como los de la Cepal, solo nos hablan de una parte de la realidad y jamás tocan la cuestión que genera las desigualdades que luego diagnostican que existe sin vincular en uno y otro el mecanismo que lo genera. ¿Resultado? Marear a todo el mundo para que se crea todos los cuentos mareadores que lo inhiben de plantearse las salidas efectivas a las crisis de las profundas desigualdades socioeconómicas.

El PIB que habla del supuesto “mejoramiento” de la economía que tendrá Argentina, por ejemplo, oculta que lo estarán logrando a costa de las significativas reducciones relativas de salarios reales de los trabajadores, de lo que se conoce como el salario social -el que se recibe a través de servicios básicos y sociales- que en ese país se han estado anulando más intensivamente con el actual gobierno, de Milei. Menos, la Cepal habla de los varios miles de millones de dólares que el FMI le ha surtido para hacer frente a gastos estatales, orientarlos hacia el sector privado a través de ciertos proyectos públicos y al final de cuentas... apretarse el cuello de la población con el pago excesivo e inmoral de la deuda externa que se genera. Entonces, ¿de qué vale que crezca la economía en ese país? Bueno, la pregunta es ¿quién se beneficia con ese crecimiento?

Los cálculos de un PIB sin duda hacen referencia a todos los ingresos recibidos por los llamados factores de producción -de riquezas- de un país, de aquí quedan incluidos salarios, ganancias, rentas e intereses. En estas ganancias, por cierto, entran las “Rentas de la propiedad”. La cuestión es que, después de descontar los “costos”, cuando aparecen los dividendos que las empresas pagan a sus accionistas, a sus verdaderos dueños, estos también son considerados como riquezas generadas, esto es, como parte de los cálculos del PIB.

He aquí entonces donde la narrativa de esta técnica manipuladora del cálculo del PIB viene a ocultar que de nada vale que Argentina gane la medalla de oro el otro año y Panamá la de plata en crecimiento económico. Oculta que nuestros pueblos la generan, pero que buena parte se la llevan otros.

Esto es precisamente lo que ha sido objeto de celebración y difusión por los adláteres de los grupos del poder económico en Panamá, comenzando por los representantes de las élites del poder económico en Panamá, agremiados en la Cámara de Comercio y terminando por quien ha dicho siempre que los representa desde el gobierno trumpulino.

Recordemos el caso de la minera Cobre Panamá como gran aportadora de riquezas en el cálculo del PIB, narrativa repetida por estos mismos personajes y sus funcionarios en medios radiotelevisivos, tanto como ha hecho la tecnocracia economicista que le da su toque de “cientificidad” manipuladora.

Estos personajes de la manipulación han afirmado una y otra vez que la actividad de esta minera aportaba casi cuatro (4) por ciento al PIB. Sabiendo ya que de los 7.000 empleados directos que decían tener, no había más de esa mitad que eran residentes en el país, resulta que parte de los salarios computados se iban del país. Se supo por los propios trabajadores panameños y lo que yo mismo observé en sitios de hospedajes como Penonomé, que buena parte eran extranjeros, incluso en calidad de semiesclavos de países orientales. Pero el cómputo de los tecnócratas del PIB tenía a este renglón como parte del aporte al país.

Ahora bien, en eso de las ganancias, también se computaba lo que iba a parar como destino final a los verdaderos propietarios de esta empresa por allá por Canadá, China, Alemania y Corea del Sur... Ocultando la razón de las desigualdades generadas por este tipo de actividades en un país donde los que ejercen los gobiernos están dispuestos a ceder soberanía económica con tal de unas migajas en sus rentas personales.

Ergo, que ahora nos digan que nuestra economía crecerá el otro año no es más que otro cuento de la tecnocracia, incluida la de la Cepal, no es más que un cuento mareador de nuestros pueblos.

*El autor es sociólogo, investigador y docente
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