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- 18/03/2022 00:00
Desafíos de la prevención de conflictos
“Cuando los ricos emprenden una guerra, son los pobres los que mueren”. Jean-Paul Sartre.
El contexto conflictual de Ucrania, ha generado una crisis humanitaria con elevados costos humanos entre muertos y heridos, millares de refugiados, destrucción material de infraestructuras civiles y severos daños a la recuperación económica, precisamente, cuando el mundo libraba una solidaria batalla contra un virus, que ha diezmado a la humanidad, lo que obliga al replanteamiento de las metas de desarrollo sostenible 2030.
Los analistas diplomáticos coinciden en que la debilidad del sistema energético de Europa era una verdad conocida, mientras los cálculos políticos de la estratégica expansión de la OTAN no midieron que el recrudecimiento de la guerra entre Ucrania y Rusia dejaría al descubierto la gravedad del problema de un continente dependiente del petróleo y el gas rusos, lo que ha generado una crisis de precios de energía y alimentos con dimensiones mundiales.
Los deberes ineludibles de todo diplomático son representar con dignidad a su país, proteger los intereses nacionales, promover las ventajas de sus servicios marítimos, sus ofertas de exportación, oportunidades de inversión, así como fomentar la cooperación y el turismo, entre otros. Pero también, afianzar relaciones culturales, compartiendo en lo posible la historia diplomática, que, en el caso de Panamá, realizó una exitosa estrategia de negociación, al resolver causas de conflictos en sus relaciones asimétricas con la primera potencia mundial que mediatizaba la soberanía e independencia del país.
Pocos países pueden hacer referencia de episodios heroicos de política exterior que abrieron campos de acción a la diplomacia preventiva, como fue el caso de Panamá que logró internacionalizar sus legítimos reclamos de reivindicaciones soberanas. La diplomacia multilateral ha sido una herramienta versátil para abordar asuntos que no pueden resolverse a nivel bilateral, Panamá fue el mejor ejemplo para escenificarlo en la histórica convocatoria del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en marzo de 1973.
Panamá puso en marcha un nuevo estilo de negociación abierta, sustentado en una agresiva política exterior en los foros internacionales, lo que concitó un amplio respaldo de los principales líderes mundiales en el Movimiento de Países No Alineados, creando las condiciones para posicionar las reclamaciones históricas de Panamá de un contexto bilateral a una tribuna mundial.
La sagacidad y audacia del general Omar Torrijos, el canciller Juan Antonio Tack y los diplomáticos Aquilino Boyd en la Presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU, Carlos López Guevara y Jorge Illueca, lograron el respaldo latinoamericano para convocar la segunda reunión del organismo fuera de su sede, esta vez en Panamá del 15 al 23 de marzo de 1973. Importante destacar el apoyo del Perú en las figuras de Javier Pérez De Cuellar y el canciller Miguel Ángel de La Flor Valle, quienes gestionaron la inclusión de la Cuestión del Canal en el tema relativo a medidas dirigidas al mantenimiento y fortalecimiento de la paz y la seguridad internacionales en América Latina.
La aspiración panameña fue consignada en una resolución, que, pese a ser vetada, instaba a las partes, EE. UU. y Panamá, a encontrar una salida diplomática a sus diferencias históricas, un éxito diplomático sin precedentes en el Derecho Internacional Público, que creó las bases para que se suscribiera una Declaración de Principios Tack-Kissinger, que consignó los puntos de referencia de las negociaciones que culminaron con la firma de los Tratados Torrijos-Carter, el 7 de septiembre de 1977.
El multilateralismo, rasgo distintivo de la política exterior, adquiere más que nunca pertinencia en la búsqueda de salidas diplomáticas a la crisis ucraniana, en lo posible para prever problemas y plantear soluciones consensuadas ante la vulnerabilidad que configura un cuadro extremadamente delicado que amenaza la paz mundial, por lo que es un imperativo la búsqueda de respuestas ajustadas a una diplomacia preventiva que ponga acento en soluciones políticas y en los consensos diplomáticos.
En política exterior el diseño conceptual de la prevención de conflictos suele ser a mediano y largo plazo, pues siempre se piensa en la inmediatez de resultados. Frente al escepticismo, Kofi Annan sostenía: “convencer a los políticos para que inviertan en prevención es como pedir a un adolescente que empiece a ahorrar para su pensión de jubilación”. Los métodos de solución pacífica de controversias son referentes de la Carta de Naciones Unidas para salidas negociadas de conflictos que aseguren una paz permanente entre naciones eslavas hermanas.
No es el momento de recriminaciones mutuas, sino de encausar soluciones razonables, apoyando las conversaciones de paz entre Rusia y Ucrania, en estas circunstancias se daría un espacio a la diplomacia para alcanzar un alto al fuego que mitigue el sufrimiento de la población civil, mientras se crea un clima de confianza, para que, mediante concesiones y seguridades recíprocas, se logré la paz y la estabilidad política de esta región.
No hay duda, la convocatoria del Consejo de Seguridad de la ONU en Panamá, fue un acontecimiento cumbre de diplomacia preventiva, el cual seguirá siendo el referente histórico de solución pacífica de controversias, en medio de la crítica vulnerabilidad que atraviesan las relaciones internacionales, ante las imprevisibles consecuencias que podría tener la escalada del conflicto entre Ucrania y Rusia.