• 23/04/2020 00:00

Hacia una economía distinta

Si una pandemia tiene el poder de postrar el intercambio comercial, la educación, la convivencia social, el consumo, la libertad de movimiento, en fin, la vida de una nación, ha llegado el momento de revisar cómo lo venimos haciendo.

Si una pandemia tiene el poder de postrar el intercambio comercial, la educación, la convivencia social, el consumo, la libertad de movimiento, en fin, la vida de una nación, ha llegado el momento de revisar cómo lo venimos haciendo. Las teorías y políticas económicas clásicas del británico John Maynard Keynes que ayudaron al mundo a salir de la posguerra, sin duda gana vigencia en el debate que sobreviene luego de que salgamos de lo que el presidente Cortizo ha llamado la guerra del coronavirus.

Hoy, los que consideran que el Estado debe brindar apoyo a los sectores para una pronta recuperación, acuden a la escuela de Keynes. La misma apuesta por la intervención pública directa por parte del Gobierno para estimular la demanda en tiempos de elevado desempleo, por ejemplo, a través de gastos en obras públicas.

En Panamá, los grandes grupos empresariales engulleron empresas menos competitivas, concentrando la riqueza en pocas manos. Además, estimularon la desigualdad, como también el consumismo superfluo del pueblo panameño, lo que los hizo fuertes y poderosos. Hoy día, estas se afilan por apelar al auxilio estatal multimillonario, ya sea en numerario o en especie. No debiera ser.

Grandes empresas han acumulado reservas generadas a través de métodos legítimos, pero otras han logrado no pocas ventajas que obtuvieron de Gobiernos complacientes, que dieron origen a lo que el Papa denominó “Capitalismo Salvaje”.

Estos grupos tienen la alternativa de ser solidarios. Es decir, permitir que el aporte del fondo estatal sea dirigido al beneficio social de quienes no disponen de recursos financieros suficientes. Las grandes empresas podrían apelar a aportes de socios o de sus propias reservas de capital. Además, al contar con solvencia financiera, las hace inestimables sujetos de crédito para préstamos bancarios privados, y así conseguir el capital necesario para reactivar sus operaciones.

Sin embargo, como una medida de mitigación que permita salir en un tiempo prudencial de esta crisis, es válido el apoyo estatal, pero bajo la figura de préstamos blandos que posteriormente tendrían que cancelar.

Si pretendemos hacer más justo y equitativo el sistema, necesitamos revisar la existencia de los intermediarios y especuladores que no invierten. Por el contrario, actúan como cartel fijando precios, manipulando el mercado y desarrollando todo tipo de malas prácticas comerciales y empresariales. Tal complicidad entre malos empresarios y Gobiernos que niegan su papel regulador, nos afecta como usuarios y consumidores que hacemos mover, en parte, la economía de esta nación.

Necesitamos que el Gobierno se comprometa seriamente, aprovechando esta coyuntura para hacer más eficaz y transparente el papel del Estado en el manejo administrativo y de los fondos públicos. Me refiero a los tres Órganos e instituciones autónomas, semiautónomas y autoridades. La contención del gasto público ha devenido en una ficción. Debe abocarse el Estado en pensar en la reducción de la planilla estatal, evitando el exceso en gastos de recursos humanos y buscar la competitividad y eficiencia con el menor costo posible; compensando esta reducción con la creación de nuevos empleos y empresas a través del sector privado.

El propio presidente Cortizo se refirió a la existencia de un modelo económico insolidario e inequitativo, urge revisarlo y cambiarlo hacia un sistema económico con más énfasis en el aspecto social, sin descuidar al sector privado, pero con reglas justas, claras y de aplicación real y verdadera para todos los que lo conforman.

El panameño es un ser de costumbres y los Gobiernos lo saben. Si algo temen los políticos es al cambio verdadero. Que lo sepan los políticos, después del profundo remezón a que ha sido sometida la sociedad por las consecuencias de esta pandemia, les va a ser muy difícil seguir con el mismo estado de cosas en que nos encontrábamos antes del coronavirus.

Esto es un llamado para asumir la crisis como una oportunidad de acudir a los libros y a la experiencia, para revisar las bases que han venido gobernando a la nación panameña y no para seguir cometiendo los mismos errores que, junto con el coronavirus, pusieron de rodillas, no solo a la economía, sino a toda la sociedad.

Abogado
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