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- 19/05/2013 02:00
Economía y natalidad
¿Qué relación existe entre la economía y la tasa de natalidad —TN—? Mucha, ya que los cambios demográficos tienen un inmenso efecto en lo económico. Por ejemplo, cuando un sector de la población tiene una TN de ocho por familia y otro sector solo tres o menos, es obvio que unos desaparecerán para ser reemplazados por los conejitos. Pero el asunto va mucho más allá, y vemos que existen otros factores que poco enfocamos, pero que tienen mucho que ver y entre ellos está la tasa de matrimonios en comparación con quienes permanecen solteros. Entre solteros Obama logró 62 contra 35 votos sobre Romney; mientras que entre parejas casadas Romney logró 56 contra 42 de Obama. ¿Qué hay detrás de ello?
Lo primero que debíamos preguntarnos es: ¿qué es funcional y que disfuncional? Debía ser obvio que el matrimonio es mucho más funcional que la soltería empedernida. Y ni hablar de los efectos que tiene lo demográfico sobre el tema de la seguridad social. Veamos que en los países más desarrollados las tasas de natalidad son bajísimas y en descenso; lo cual es preocupante, particularmente cuando para algunos esto es ‘bueno’. ¿Cómo se ha dado esta tendencia y hacia dónde va?
La tasa de fertilidad requerida para mantener la población en los EE.UU. es de 2.1 por mujeres que están en edad de alumbramiento; mientras que la tasa real está en 1.9 y en picada. Lo curioso es que entre mujeres emigrantes, como las latinas, también se está viendo la misma tendencia. A todo esto la población de viejitos va en aumento y la pregunta es: ¿Quién pagará los impuestos para mantenerlos?
Los factores que inciden en estas tendencias son múltiples. Uno de ellos es que en una economía menguante la tendencia es a parir menos; pero también hay factores más insidiosos, como sería esa perniciosa tendencia de preferir la ‘buena vida’ en donde los hijos estorban. Tampoco perdamos de vista que hoy existen mejores medios para el control de la natalidad.
Muchos viejitos fincan sus esperanzas en los emigrantes que pondrán los numeritos requeridos para el recaudo fiscal que permita sostenerles. ¿Pero qué si no se da esa migración o si las emigrantes siguen la tendencia no tener hijos?
Como ya señalé, los factores concomitantes son muchos, tales como educación, situación económica, concubinato y otros; pero entre los más insidiosos está la política clientelista, como la de 100 a los 70, que tiende a desvincular la función de la familia y los hijos en el cuidado no solo de los niños sino de los ancianos. Así vemos que se crea la cultura de que ‘el gobierno los mantenga y yo a la cantina’.
Las familias más religiosas tienen más hijos que las alejadas de lo moral. ¿Acaso no hay moraleja en ello? No olvidemos aquello de ‘creced y multiplicáos como las estrellas del cielo...’. ¿Qué dónde pondremos a tanta gente? Tenemos un Universo por llenar.
*EMPRESARIO.