• 02/10/2012 02:00

Crecimiento económico excluyente

Desde hace años escuchamos frases repetitivas acerca de que nada se puede hacer ante el encarecimiento del costo de vida, porque ‘estamo...

Desde hace años escuchamos frases repetitivas acerca de que nada se puede hacer ante el encarecimiento del costo de vida, porque ‘estamos en una economía de libre oferta y demanda’, cuando en realidad lo que hay es libertad absoluta para imponer precios a los consumidores.

Los salarios se tasan en ‘mínimos’, pero los precios se ajustan al máximo posible. ‘Es un fenómeno mundial’, es otra de las trilladas frases para no hacer nada, pero acto seguido, se publicita a todo pulmón, que poseemos un crecimiento económico sostenible mayor de América; ‘hemos otorgado el salario mínimo más alto de los últimos 40 años’ ha acuñado como slogan el presidente Martinelli, ocultando que ese aumento se esfumó en menos de seis meses, debido al aumento sin límites, de los precios de bienes y servicios.

Según la FAO, el índice de precios al consumidor a nivel mundial bajó en 8% entre 2006 y 2012. Según la Contraloría General, en Panamá, aumentó en 6% en el mismo periodo; la causa: la especulación (aumentar los precios más allá del índice razonable de ganancia). La canasta básica alimenticia aumentó a B/300.00 mensuales; más del 90% del salario ‘mínimo’ es utilizado en alimentos. La respuesta gubernamental ha sido sacar de la lista de la canasta básica algunos productos para mejorar las cifras estadísticas o sea, maquillaje, sin tocar las ganancias de los especuladores.

Son efectos del ‘crecimiento’ económico panameño, la alta concentración de la población urbana (50%), para la mayoría de la cual no hay soluciones. Empleo informal (sin derechos laborales y sin protección de seguridad social) aproximado de 45% de la población asalariada; la productividad ha crecido ente 1996 y 2010 en un 40%, mientras que los salarios han aumentado sólo en 30% o sea, que el crecimiento económico redujo el poder adquisitivo (capacidad de comprar bienes) de los trabajadores, mientras aumentó la ganancia de unos pocos.

Los servidores públicos no reciben salarios sino cuándo y cuánto se le antoje al presidente de turno; no hay control de precios y los servicios estatales a la población son cada vez peores, pero las autoridades anuncian pomposamente que están haciendo obras por miles de millones de dólares, aunque los panameños no mejoren su calidad de vida. Los ingresos del Estado se gastan en publicidad engañosa y personalizada, y en obras que hasta ahora sólo benefician a las empresas constructoras y proveedores de cemento y otros materiales de construcción.

Ante esta realidad, es urgente que los trabajadores demanden la negociación colectiva de los salarios en cada empresa, actividad económica o área geográfica, así como en las instituciones estatales, a fin de indexar los salarios y disminuir la especulación, además de demandar del gobierno severas sanciones a la especulación y control de los precios de alimentos y medicinas, a ver si de esa manera, llega a las manos de los trabajadores, algo del ‘crecimiento económico sostenido’ tan cacareado, del cual han estado hasta ahora excluidos.

ABOGADO

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