En medio de la tensión social provocada por la entrada en vigor de la Ley No. 462, los gremios magisteriales sostuvieron este viernes 13 de junio un primer...

El caso de diputados que deciden irse de su partido y formar alianzas con otros sectores políticos en realidad no es nada nuevo. Ha sido una práctica muy propia del “juego político” donde está presente siempre la ambición de querer más privilegios con los gobiernos de turno.
Incluso en la gestión de Ricardo Martinelli hubo varios diputados del propio PRD, considerado hasta ese momento como uno de los más sólidos en términos ideológicos que decidieron apoyar la gestión de Martinelli contrario a la línea establecida por su colectivo en ese instante.
El salto de los llamados “diputados saltarines o saltamontes” siempre se manifiesta por una apertura que el Ejecutivo les tiende para que puedan apoyar todas sus propuestas de leyes acompañadas de privilegios de distinta naturaleza.
El caso de los diputados de Vamos, una bancada autollamada independiente, era una especie de “crónica de una salida anunciada”. Empieza con disputas entre el diputado Betserai Richards con algunas de sus colegas en una reunión donde salen una serie de “epítetos” que contribuyen a abrir una grieta en el movimiento. Luego, están las declaraciones del diputado por residuo de la coalición, Manuel Cheng, quien ventila en diversos medios temas internos de la coalición Vamos, que no es bien recibida por uno de los fundadores de la coalición, Juan Diego Vázquez.
Quizá uno de los errores desde un principio en Vamos fue el darle “visto bueno” a todo aquel que decía llamarse independiente y que al final una vez que ganaron en sus circuitos fueron a la Asamblea a repetir los mismos “vicios” de los partidos tradicionales que tanto criticaron en campaña.
La deserción de los diputados de Vamos al parecer ya se venía fraguando desde el momento en que empezó la discusión del proyecto de ley presentado por el Ejecutivo sobre las reformas a la Caja de Seguro Social que cristalizaron en la famosa Ley 462 y donde casualmente diez de los diputados de Vamos votaron a favor en una suerte de “harakiri” político.
La baja en cuanto a popularidad de la mencionada ley y que desató una serie de protestas en todo el país, también mermó la imagen de los diputados que le dieron su aprobación, en especial los conocidos “10 del patíbulo” de Vamos, cuya acción se ventiló en todas las plataformas de redes sociales.
Formar una nueva bancada supuestamente independiente en los actuales momentos de gran fragmentación a nivel social no favorece para nada la imagen maltrecha que ahora tiene la Asamblea Nacional precisamente por acuerdos de “recámara” a espaldas de todo el mundo como están haciendo los “saltamontes de Vamos”.
Los 20 diputados que fueron elegidos bajo el paraguas de independientes fue casualmente una respuesta de la sociedad contra la politiquería clásica de la “partidocracia” que solo usa el discurso coyuntural de oposición para ganar votos y más nada.
Quizá es una ventaja que Vamos se depure con esta salida de “inconformes” que no creen en líneas y tampoco en agendas como ellos mismos lo han expresado. Es una oportunidad que su salida sea justo ahora, puesto que sus figuras políticas ya habían sido tachadas con el estigma de la “traición a los votantes”.
No me cabe duda de que estos llamados disidentes y nuevos salta montes de Vamos se comprometan a apoyar las nuevas medidas y propuestas del Ejecutivo. Tal parece que el menú servido en la finca del presidente fue lo bastante pesado como para hacerlos saltar, quién sabe si al vacío, como el propio tiempo nos lo dirá.