• 07/11/2013 01:00

Encuestas

Las encuestas de opinión, frecuentes, sobre todo en tiempos de política, tienen como propósito averiguar lo que el electorado piensa ace...

Las encuestas de opinión, frecuentes, sobre todo en tiempos de política, tienen como propósito averiguar lo que el electorado piensa acerca de los candidatos, y si bien se efectúan de acuerdo a una metodología científica, en circunstancias específicas y con una muestra representativa, los resultados se basan en datos estadísticos; pero la interpretación no es tan simple, porque no revelan la opinión reflexiva del tema, sino lo que el encuestado piensa en ese momento, de acuerdo a la orientación de la pregunta, y basado en su información; es decir que se trata de una percepción instantánea y por tanto variable, en el tiempo.

Útiles para obtener una visión panorámica de un fenómeno determinado, así como para proyectar acciones de manejo; no obstante, y sobre todo cuando se manipula esta valiosa herramienta, como suele ocurrir, pierde valor la metodología; de modo que es imprescindible considerar tales factores para no arribar a falsas conclusiones. Como bien apuntara un epidemiólogo: ¡‘Si yo me como un pollo y el vecino desfallece de hambre, estadísticamente, cada uno se ha comido medio pollo’!

Las numerosas encuestas para conocer el grado de aceptación del gobierno, ilustran el punto. Sin excepción, todos los aspectos de la gestión pública salen mal librados; llámese salud, educación, seguridad, justicia, etc., no obstante, y he aquí lo absurdo, la figura del presidente, que lo dirige, obtiene una calificación favorable. Como si todos los instrumentos de una orquesta, estando desvencijados y en manos de músicos inexpertos, la audiencia concluyera que la dirección sea impecable.

Como si le preguntáramos al equipo médico encargado de la atención de un enfermo en la Unidad de Cuidados Intensivos, sobre el estado del aparato cardiovascular del paciente y nos respondieran que pésimo; ¿y del aparato respiratorio?, en déficit, muy comprometido, no cubre las necesidades; ¿y la función renal?, en franca insuficiencia; requiere hemodiálisis y así sucesivamente, y no obstante se concluya que la salud del paciente sea buena... Simplemente absurdo.

Quienes elaboran las preguntas son expertos que conocen muy bien la manera de dirigirlas para condicionar las respuestas; por eso incluyen preguntas que pareciendo independientes, mantienen una conexión que permite determinar la intencionalidad del encuestado, forzando respuestas coherentes para evitar contradicciones.

Las actuales encuestas de opinión responden al propósito de convalidar la partidocracia; justo lo que los beneficiarios le piden a las encuestadoras; lo que necesitan mostrarnos para que lo aceptemos como bueno y/o conveniente. Manipulan la opinión pública falseando la realidad, a fin de preservar sus intereses; por eso, aunque los principales problemas de Panamá sean la violencia, la inseguridad, el aumento sostenido del costo de la vida, el desempleo, etc.; primero muertos que preguntar sobre las causas, sobre los responsables, y menos sobre las posibles soluciones, etc., porque eso podría significar la suspensión definitiva del ‘servicio’, y todo menos acabar con el negocio. La masa debe distraerse ‘analizando’ las probabilidades de los presidenciables, pero jamás, por ningún motivo, ocuparse en identificar las causas reales de los males que le aquejan y menos, tratar de construir una solución verdadera.

Leonard H. Courtney dijo: ‘Hay tres clases de mentiras: la mentira, la maldita mentira y las estadísticas’. Con más de media docena de aspirantes a la Presidencia y a ocho meses de la ‘elección’, ya se han publicado varias encuestas, que han sido analizadas por algunos expertos, aunque curiosamente con solo tres de los candidatos. ¿Tendrán validez? Ojalá que la frágil institucionalidad existente no sea trastocada por fuerzas interesadas en mantener las canonjías derivadas del mal uso de los recursos públicos y de la impunidad, porque el escenario resultaría peor. ¿Usted qué opina?

MÉDICO.

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