• 30/01/2025 17:46

¿Está el Canal de Panamá en riesgo de convertirse en una ficha más del tablero geopolítico de China y EE.UU.?

Debemos aprovechar la atención mundial que ha generado el Canal para reforzar alianzas con nuestro socio histórico: Estados Unidos

El Canal de Panamá no es solo una arteria del comercio global; es el epicentro de una silenciosa, pero feroz competencia entre dos superpotencias: Estados Unidos y China. Este estrecho paso, que conecta los océanos Atlántico y Pacífico, es mucho más que una maravilla de la ingeniería; es una pieza fundamental en el tablero geopolítico del siglo XXI.

Hoy, Panamá se encuentra en un delicado equilibrio. Las crecientes inversiones chinas en los puertos que flanquean el canal han despertado inquietud en Washington, que ve en estas acciones un posible riesgo para su seguridad nacional. ¿Estamos ante un futuro donde el Canal de Panamá podría convertirse en una ficha más de esta rivalidad?

Más allá de su importancia comercial, el Canal de Panamá es un activo crítico para el ejército de Estados Unidos, que lo utiliza como una vía estratégica para responder rápidamente a crisis internacionales. Sin embargo, la presencia de empresas chinas en puertos panameños plantea una incómoda pregunta: ¿podrían estas operaciones convertirse en herramientas para información del Gobierno Chino o, peor aún, en obstáculo para la navegación en momentos clave?

Un ejemplo reciente ilustra la gravedad de estas preocupaciones. En marzo de 2024, un incidente en el puerto de Baltimore generó un caos logístico. Aunque no se relacionó oficialmente con terrorismo o actos militares, es posible que haya servido como un recordatorio de lo vulnerables que pueden ser este tipo de estructuras. Si algo similar ocurriera en el Canal de Panamá, las consecuencias serían globales.

En un contexto de pujas y repujas por la hegemonía global, debemos aprovechar nuestra posición privilegiada para forjar alianzas que garanticen nuestra seguridad y prosperidad económica. Esbozamos aquí algunas ideas:

-Fortalecer la seguridad portuaria: Implementar sistemas avanzados de monitoreo y controles conjuntos con Estados Unidos para prevenir vulnerabilidades.

-Diversificar las inversiones: Fomentar la participación de empresas europeas, latinoamericanas y estadounidenses en las operaciones portuarias para equilibrar la influencia china.

-Crear un marco sólido de cooperación: Establecer un intercambio constante de inteligencia con Estados Unidos para identificar y neutralizar riesgos potenciales.

-Reforzar la diplomacia activa: Usar el interés estadounidense en el canal como una herramienta de negociación para obtener beneficios económicos y tecnológicos que fortalezcan a Panamá.

El sentimiento nacionalista, justificadamente acaecido por los comentarios que llegan del norte, nos ha llevado a ver esta dinámica como una amenaza a nuestra soberanía, pero verlo únicamente bajo ese prisma, sería un error estratégico. Panamá debe jugar con inteligencia, identificando las verdaderas motivaciones estadounidenses y construir un marco de colaboración de beneficio para ambos países. Esta colaboración con nuestro socio histórico, bajo ninguna circunstancia implica renunciar a nuestro control y soberanía sobre el Canal.

El Canal de Panamá es el corazón mismo de nuestra economía y de nuestra identidad como nación. Este es el momento de actuar para proteger nuestros intereses y soberanía, pero sin cerrar las puertas a las oportunidades.

Juguemos nuestras cartas con astucia y determinación, tal como lo hicimos para poner la firma en los Tratados de 1977.

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