El objetivo principal de este equipo interinstitucional, según el Ejecutivo, será gestionar la crisis social y laboral que enfrenta la provincia
- 10/10/2015 02:00
Esteban Carrasco: violinista, barbero, peluquero (I)
E xisten evidencias de los orígenes del corte de cabello humano, mismo que se remonta a 20 000 años de antigüedad; atribuido a los antiguos egipcios. Los barberos eran personas distinguidas y respetadas, encargadas de afeitar a los sacerdotes de Amón, máxima autoridad y profetas del clero en el Antiguo Egipto. La acción: afeitarles totalmente el rostro, la cabeza y resto del cuerpo; ritual que se cumplía cada tres días.
En Grecia, el oficio de barbero peluquero fue muy popular durante el siglo V a. C., aunque los hombres llevaban su cabello enrulado, mantenían sus barbas recortadas y peinadas; más que oficio, se consideró una profesión. Este hecho dio origen a las barberías o locales de espera por servicio, que a la postre se convirtieron en verdaderos sitios de reunión, donde los hombres trataban temas triviales, políticos, filosóficos, de toda índole. Mayor acogida recibieron cuando Alejandro Magno en el siglo III a. C., prohibió a la soldadesca el uso de barbas, porque eran fácilmente derribados de los caballos por el enemigo, al halarlos por las barbas, por ello perdían las batallas. Los romanos, influenciados por los griegos, pusieron de moda los barberos y las barberías.
Los barberos peluqueros han pasado por diferentes etapas hasta convertirse en ‘sacamuelas ', cirujanos, entre otras actividades; periodo que duró alrededor de seis siglos. Durante los siglos XVI, XVII y XVIII ocuparon posiciones importantes en las cortes reales. En nuestros días la profesión de barbero-peluquero goza de aprecio, simpatías y respeto de la sociedad en general, pues periódicamente requiere de sus servicios.
Don Esteban Carrasco, abrazó esta profesión desde los 15 años de edad en su pueblo natal, la cual combinó con la agricultura. Dedicó luego 54 años de servicios a la comunidad de Las Tablas y sus alrededores, para seguirla profesando después de su jubilación en su residencia en Campo Alegre, su pueblo.
ESTEBITA como le llamábamos cariñosamente, era poseedor de las virtudes que les son propias a la mayoría de los verdaderos profesionales del corte de cabello y barba; saber escuchar, aconsejar, reír y celebrar los chistes que les refieren sus clientes y que a su vez, ellos les cuentan. A muchísimos parroquianos, desde la niñez, ESTEBITA les cortaba el cabello tal como lo había hecho antes con sus padres. Sigue mañana...
COMPOSITOR, ESCRITOR Y FOLCLORISTA.