El eterno problema del agua en Panamá

Todos estamos de acuerdo en que el agua es un medio de hidratación para los humanos, animales y vegetales, además sirve para aportar energía, regula el clima; en fin, el agua es esencial para el funcionamiento de los seres humanos, la biodiversidad, el medio ambiente y todos los elementos vivos del planeta.

Debido al calentamiento global, a la degradación de los ecosistemas, el sobrepastoreo, cambios en el uso del suelo, pérdida de bofedales por ganadería, deforestación, variabilidad climática y el incremento de la temperatura, hoy hay muchos lugares del mundo donde la demanda del agua no puede ser satisfecha, hay cerca de 1.2 billones de personas que no tienen acceso al agua potable.

En nuestro país, antes de empezar la Semana Mayor, hubo cierre de calles y protestas en Panamá Oeste, Panamá Este, Panamá Norte, Veraguas y Colón, donde se exigía respuesta positiva por la falta de agua potable. El agua es un lujo cada vez más escaso en estas comunidades, las potabilizadoras llegaron a su tope y los carros cisterna son los que proveen el agua potable. Ya no solo los barrios marginados protestan por la falta de agua potable, ahora barriadas de clase media y alta, con sus propias peculiaridades, también hacen lo mismo.

Es obvio que esta escasez de agua potable es efecto del pasado “boom” inmobiliario, del descuido irresponsable de Gobiernos anteriores, del crecimiento urbano desordenado, sobre todo en Panamá Oeste, la no modernización de las potabilizadoras y de la infraestructura en distribución del agua, dado que las tuberías fueron instaladas desde la construcción del Canal.

Por lo tanto, una de las soluciones a este problema es la instalación de nuevas tuberías para mejorar la distribución a través de anillos hidráulicos y nuevas redes para cumplir con las áreas con deficiencias en el agua potable; aumentar la capacidad de producción y líneas de conducción, además, la cobertura de redes en las periferias.

Hay que agregar que la escasez de agua potable va ligada a la rotura de tuberías, falta de mantenimiento de la red de distribución, daños en las potabilizadoras y falta de conexión de nuevas tuberías que permitan abastecer a esta gran población.

Definitivamente, el Idaan debe modernizarse y estar acorde con los cambios que se dan en las urbes y en gran parte del interior.

Es obvio que hay que hacer una inversión millonaria para lograr abastecer de agua a los puntos más afectados, lo que implica que debe salir esta inversión de las utilidades que generará el nuevo contrato con Minera Panamá o con las utilidades que genera el Canal de Panamá o con un buen crédito del Banco Mundial o FMI, o, en tal caso, con la financiación de un proyecto social de modernización en producción y distribución de agua potable del Idaan otorgado por USAID, Comunidad Económica Europea o China Popular. Todo depende de los negociadores panameños en este paso fundamental por facilitar la modernización del Idaan. No podemos esperar a que este proyecto se dé posterior a las elecciones del 2024, el problema es ahora y hay que buscar solución ya.

Sinceramente, los constantes cierres de calles, protestas en el Idaan, ante un problema de vieja data, nos pone a madurar lo suficiente como para comprender que no podemos demorar más para ver materializadas soluciones viables y prácticas, que, además, garanticen plenamente el derecho a tener agua potable a todas las comunidades del país. Nos encontramos en un momento trascendental, no podemos dejar que este descontento nacional explote y nos lleve a confrontaciones violentas, que seguro acabarán con la institucionalidad y la paz de la nación. Confío en que todos los sectores que conformamos este país, público y privado, podamos tomar decisiones acertadas, que garanticen el agua potable por 24 horas y por 7 días semanales, para todos los panameños.