En una inusual intervención el diputado presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Herrera, llamó al orden a sus colegas de las diferentes bancadas, especialmente...
Estas últimas semanas, esperamos la ocurrencia de un aumento en la tasa de desempleo. La diferencia aparece cuando unos describen la realidad aduciendo causas absurdas y otros, causas reales o aproximadas a la verdad del desempleo.
Entre los primeros, encontramos aquellos muy frecuentemente llevados a las pantallas televisivas comerciales a hablar (confundir) sobre el desempleo que si bien no niegan la existencia de este fenómeno, niegan u ocultan las causas reales y profundas de este problema en nuestro país. Hace poco, en un medio escrito, la periodista Emilia Zeballos, entrevistó a algunos de estos personajes, quienes hicieron gala de su sumisión a la narrativa trumpulinista, coincidentes con la versión que difunden los adláteres del proyecto (o modelo) histórico económico Transitista-Rentista, particularmente los de la vertiente extractivista rentista (Ver nuestra columna en este diario correspondiente al 14/10/2025).
En efecto, expusieron como causas inmediatas del desempleo actual básicamente dos hechos. Uno, el cierre de la minería metálica de cielo abierto, específicamente en la costa abajo de Colón. El otro, el cierre -temporal- de la empresa transnacional bananera, ahora con oficinas centrales en Brasil. La poca seriedad de uno de estos “expertos” fue tal que uno de ellos afirmó la temeraria -por exageradamente falsa- versión de que en los últimos dos años Panamá perdió unos 70,000 empleos y -aquí viene la temeridad ideológica- “54,000 por el cierre de la mina y entre 15 y 20,000 más como consecuencia de la crisis laboral en Bocas del Toro” (Zeballos, E., El Siglo, 26/10/2025).
Junto a varios colegas de las Ciencias Sociales de la Universidad de Panamá que razonamos a partir del pensamiento crítico, hemos demostrado en reiteradas ocasiones dos hechos a propósito del tema de la generación y pérdida de empleos de la minera en cuestión.
Primero, que no es cierto que la empresa “Minera Panamá” generó la cantidad de puestos de trabajo que sus directivos y el actual ministro de Economía y Finanzas (MEF) difundieron, a saber, entre siete mil y ocho mil. Todos nosotros, con distintas metodologías coherentes y fuentes oficiales, llegamos a la conclusión de que nunca fueron más de 3,700 trabajadores/as con residencias en el país [...] si acaso hubo esa cantidad que venden los apologistas de la Minera Panamá, entonces, habría que buscarlos en el personal asiático semiesclavo que en un momento los trabajadores panameños con dignidad denunciaron que se estuvo dando y que, a fin de cuentas, sus salarios no entraron nunca al ingreso nacional.
Lo cierto es que, para los efectos de nuestras cuentas nacionales, nunca se benefició a más de 3,700 trabajadores de manera simultánea, a menos que la rotación de la mano de obra -3,700 en un período, otros 3,700 en otro período, pero sin aumentar los puestos de trabajo existentes en ambos momentos- se haya calculado de manera acumulativa, lo que en buen panameño sería hacer trampa con los registros y utilizarlo para mentir a la población.
Un segundo hecho es que los mal llamados empleos indirectos que se le adjudicaron al efecto multiplicador de esos siete u ocho mil puestos inflados nunca pudieron haber sido los 40,000 que el consultor de la minera y hoy ministro de Economía y Finanzas ha vendido a los cuatro vientos y lo repiten los séquitos del trumpulinismo desde la red de medios de manipulación social a su servicio. Cada tipo de actividad económica tiene una capacidad para multiplicar su inversión en términos monetarios y de puestos de trabajo. Jamás en nuestro país la actividad megaminera ha mostrado la capacidad que tiene la construcción, el turismo o la agroindustria para poder decir que por cada puesto de trabajo generado de forma directa, ha producido cinco o seis puestos de tipo indirecto. Por tanto, en el mejor de los casos, asumiendo que hubiese sido verdad lo de los siete mil puestos directos, a lo sumo pudo haber creado solamente uno o 1.5 puestos indirectos adicionales, o sea, no más de 10.5 mil empleos indirectos. ¿De dónde salió esa fabulosa cifra de 40 mil? Al menos, del razonamiento científico y de los datos oficiales no ha salido a la fecha tal evidencia.
Pero si estas cifras de empleos directos e indirectos analizadas anteriormente parecen sacadas de alguna fábula -por eso lo de fabulosa cifra- lo más inverosímil e irrespetuoso a la inteligencia y la buena fe de los panameños/as fue la que el experto entrevistado por la licenciada Zeballos dio como cifra de desempleados “por el cierre de la mina”, esto es, la cantidad de “54,000” (¡!).
Nótese, que el aumento de la incapacidad del modelo Rentista Transitista para generar empleos dignos y formales, no es puesto entre las razones del inocultable aumento del desempleo. Ninguno plantea que las medidas a todas luces premeditadas, particularmente en el caso de la gigante bananera, para evadir prestaciones sociales millonarias que dejaron de pagar a los trabajadores/as panameños/as...y con la complicidad gubernamental.
Todo lo antes dicho pone de manifiesto la intentona Trumpulinista de difundir un imaginario favorable a la reapertura de las operaciones de la minera Panamá, lo mismo que de la Chiquita Banana. Para esto, se sirven de pecheros que tienen como papel principal reproducir las narrativas que les son propias y favorables a la retoma de las distintas operaciones, bajo condiciones incluso más leoninas contra nuestro pueblo.