• 06/12/2023 00:00

La goma

Como siempre, todo exceso tiene sus consecuencias, y de esa realidad no escapa nuestro folclórico festín de seis semanas. La goma será igual de dantesca, y de graves consecuencias

Francachela sin precedente, el dantesco Carnaval anti mina de seis semanas, en que los participantes no se limitaron en su vorágine. Cierre de vías, puertos, hasta provincias enteras, ni el ferrocarril logró salvarse. No quedó trago por beber, ni plato por consumir, incluido un truncado año escolar que servirá para consolidar nuestra educación escolar pública en el sótano del sector educativo latinoamericano. Y al final, se impuso el terror, el cierre definitivo de la mina de Donoso, 7,000 colaboradores directos cesados, sin contar los indirectos; cientos de becarios internacionales, beneficiados por la empresa minera, pierden sus becas; un mínimo de 375 millones en aportes y tributos anuales, 5% del PIB, esfumados como si nos sobrara el dinero y talento profesional. En síntesis, un derroche digno de ripley que trascendió al escenario internacional.

Las tunas, de lo más diversas y coloridas, impusieron su ritmo a lo largo y ancho del país. Desde los puertos y Cuatro Altos en Colón, pasando por corredores y cinta costera, a lo largo de la interamericana y David, hasta Paso Canoas y Paso Ancho. No se quedó pueblo ni capital provincial sin su fiesta, Calle Arriba y Calle Abajo impusieron su jolgorio. Y en un folclórico cierre escénico, la cacique en San Félix con sus dos pies bien plantados sobre el asfalto de la interamericana, espetó: “Aquí la autoridad soy yo”. Cruda realidad pronunciada ante la parálisis y terror de un gobierno arrodillado.

Se divirtieron en grandes estudiantes que no estudian; profesores y maestros que no educan; trabajadores que no trabajan; políticos y profesionales de casi todas las tendencias; influencers; indígenas y ambientalistas tuti fruti. Botellas plásticas, latas, papeles, y cuánto desecho se puede imaginar propio de la inmundicia del exceso carnavalesco, el legado de la turba. Su espectacular broche de oro, el cúmulo de caca a la puerta de un comercio en Santiago de Veraguas, según se quejó en medios de comunicación, pistola en mano el desesperado ciudadano afectado.

Como siempre, todo exceso tiene sus consecuencias, y de esa realidad no escapa nuestro folclórico festín de seis semanas. La goma será igual de dantesca, y de graves consecuencias. Al menos un arbitraje internacional por decenas de billones de dólares, el monto de la condena podría alcanzar nuestro PIB anual. El refinanciamiento de una abultada deuda externa, en condiciones onerosas propias de las que se imponen a países en estancamiento económico, siendo sus secuelas inevitables la drástica reducción de la planilla estatal; aumento del ITBMS y tasas impositivas en todas sus facetas; aumento de intereses sobre la deuda personal, comercial, y empresarial; aumento del costo de la vida; recortes a los subsidios sociales y otros beneficios, tales como la tasa preferencial en viviendas de interés social; el fin de las jubilaciones especiales y los aumentos automáticos de jubilaciones y salarios del sector público; incremento de la tasa de desempleo a doble dígito, comparable a la postpandemia, pero esta vez por el futuro previsible. Estas y otras graves consecuencias en el tiempo serán parte de una goma colectiva, cuya intensidad superará la vivida en el jolgorio antimina.

Convocado otro inútil diálogo nacional, esta vez se propone como escenario la Universidad de Panamá. En este istmo de las mil maravillas, donde todo es posible y nada imposible, quizás los participantes ante el agudo malestar de una goma sin precedente y la costosa cuenta por pagar producto de la francachela, opten por lo impensable. Desde vivir en un país con economía dual, pago en balboas de salarios y jubilaciones, sus aumentos automáticos incluidos; comercio y servicios de la economía privada con circulante mixto, dólares para los sectores con acceso a esa y otras monedas fuertes. O en una vuelta sin precedente, la relanzada mina de Donoso, impensable acontecimiento en que servirán de porteros Saúl, Sánchez y Toribio, con Lombana y Flores Castro maestros de ceremonia.

El autor es exministro de relaciones exteriores.
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