• 03/11/2022 00:00

Gran problema, busca gran solución

“La presente temática, no es fácil, pero requiere pronta solución”

El preocupante aumento de los índices de criminalidad en toda nuestra República nos exige un debate que, al menos, produzca propuestas con miras a soluciones integrales inspiradas en el humanismo y, desde luego, en el amor a la Patria.

En diferentes medios de comunicación se escuchan opiniones que gravitan alrededor de creencias como “ojo por ojo, diente por diente”. Y se adicionan consideraciones como la cadena perpetua, y hasta la instauración de la pena de muerte.

Tales apreciaciones se entienden de toda persona que ha sufrido o su familia ha recibido una consecuencia de un actuar delictivo. Y es que merecen comprensión, al menos, del resto de la sociedad. Por otro lado, debemos contar con las personas que delinquen contra las cuales las víctimas exigen castigo, sin obviar que quienes infringen la Ley mantienen un grado distinto de posibilidad de rehabilitación y es aquí donde queremos detenernos, invitar a pensar, reflexionar y sugerir por dónde podemos iniciar la búsqueda de solución de un problema que con el tiempo y con las realidades que a diario aparecen se va agrandando más y más, con el agravante de que algunos creen que no merece el debate, o se ostenta la convicción de que llenando las cárceles el problema desaparece.

Hoy por hoy, en titulares de algunos diarios se define que nuestro sistema penitenciario hasta octubre pasado alberga 21 mil 308 privados de libertad, pero el sistema está diseñado para acoger 14 mil 591, lo que nos indica claramente que hay una sobrepoblación que involucra un hacinamiento angustiante y desde luego, contra-productivo en los afanes de rehabilitación, ya que se dificulta la puesta en práctica de programas de trabajo, de estudio, religiosos, deportivos, psicológicos que el privado de libertad le permita concebir contundentemente la equivocación que le llevó al internamiento y que una vez egrese busque la reintegración familiar y social.

Si nos sumergimos objetivamente en el problema, percibimos que una gran cantidad de los privados de libertad se encuentra por primera vez afrontando los rigores de la detención, también existen muchos que incurrieron en delitos, si se pueden llamar “leves”, con referencia al grado de afectación a la víctima, por esa misma dirección los arrepentidos, los de muy escasa edad, los que sufren de enfermedades mortales; es decir, hombres y mujeres que pudiesen, por medios legales, obtener una libertad vigilada, bien por estudio, bien por trabajo comunitario, o casa por cárcel.

La presente temática, no es fácil, pero requiere pronta solución. Y cuando se inicié el debate saldrán problemas psicológicos, económicos, familiares, en fin, se tendrá que cuestionar a nuestra sociedad holísticamente con lo que ello contrae.

Docente universitario.
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