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- 21/03/2018 01:03
Democracia desde el hogar y la escuela
Con el inicio de clases y los miles de estudiantes que acuden a las aulas para comenzar la jornada anual, cabe preguntar: ¿qué formación traen los jóvenes desde sus hogares? ¿Qué se les reforzará en las aulas para cultivarles el discernimiento y las herramientas para apreciar y defender valores como la convivencia pacífica, el Estado de derecho, una vida productiva en democracia? La tarea no es solo de los docentes, aunque depende mucho de ellos.
Todos los niños y jóvenes anhelan lograr sus sueños de adultos. Sus padres comparten esas ilusiones y esperan que con el estudio sus hijos logren un bienestar superior al que ellos mismos alcanzaron. No hay que perder de vista que el estudiante trae consigo las bondades o las deformaciones aprendidas en familia y en el hogar, si los hay; pero también es cierto que el sistema educativo y su entorno influirán, para bien o para mal, en su personalidad, carácter y conducta futura. Vale preguntar entonces: ¿cuáles herramientas les ofrece el sistema educativo para prepararlos para su vida adulta? ¿Qué objetivos ofrecen nuestros docentes?
Una educación profesional y técnica permitirá al individuo competir por posiciones útiles en la empresa privada o en el sector gubernamental. Pero hasta recientemente las pruebas PISA sobre conocimientos elementales en matemáticas, ciencias y comprensión de lectura relegaron a nuestros estudiantes, en 2009, a la posición 62 de 65 países evaluados. Esperamos que los resultados de las pruebas de este año arrojen un saldo positivo; se podrá hacer un diagnóstico real de las fortalezas y debilidades de la educación panameña y constituirán punto de referencia científica para impulsar un renovado plan de educación nacional. ¿Qué ciudadano puede ser útil a la sociedad si ni siquiera puede entender un texto que lee? ¿O que no domine los conceptos abstractos que le inculcan las matemáticas?
La educación también debe ser humanista. Por importantes que puedan ser las matemáticas, la ingeniería o la tecnología del ciberespacio, no debemos descartar la importancia de la historia, las letras, la filosofía, la sociología, la música, la religión y otras ciencias sociales que permitan redondear la cultura y el pensamiento del individuo.
Además, creo que falta mucho en la formación de jóvenes para que aprecien y defiendan la democracia no solo como sistema de Gobierno sino como forma de vida. Es importante inculcar las ventajas del diario vivir en democracia y convertirla en un hábito en todas nuestras relaciones personales, sin excluir el respeto al medio ambiente. El respeto a las reglas del juego es la manera de garantizar la democracia y de asegurar la libertad del individuo; no veo cómo podríamos proteger su vigencia si ignoramos el Estado de derecho. En ese sentido, ¿promueven competencias sanas en las escuelas, debates de ideas, no solo reinados de simpatías o de ferias escolares? ¿Foros de discusión de ideas y de opiniones que se deban sustentar con argumentos de peso en ambientes corteses y respetuosos? No hay que confundir concursos de oratoria elegante, que enfatizan la forma más que el fondo, con intercambios serios de juicios críticos.
Sin una verdadera formación, la democracia para el ciudadano común se limita al derecho al voto una vez cada cinco años. ¿Se enseña en los hogares y en las escuelas que saltarse las reglas, abusar del poder, disfrutar de privilegios, el juegavivo, no tienen cabida en un sistema democrático? ¿O escuelas y hogares enseñan que la democracia no termina con el voto, que todos los panameños, aunque seamos distintos, tenemos derechos que podemos ejercer todos los días en paz con las mismas oportunidades?
EXDIPUTADA