• 18/09/2014 02:00

Escocia decide hoy su independencia

"Para el primer ministro de Escocia, Alex Salmond, el referéndum del 18 de septiembre será el momento que ha esperado por años"

Aún recuerdo cuando el 29 de abril de 2013 visité por primera vez el Parlamento escocés en Edimburgo en mi calidad de embajadora de Panamá. Fui recibida por el presidente del Parlamento escocés. Fue el primer parlamento que visité fuera de Westminster en Londres. Dentro de ese recinto imponente y moderno, recién construido, que había despertado tanta polémica por su elevado costo, no dejaba de pensar que quizás sería la primera embajadora panameña en visitar a la futura nueva República. Tenía sentimientos encontrados. Los escoceses son personas muy cálidas, pero yo me preguntaba, mientras recorría los amplios e iluminados recintos, si aquellos escoceses me veían como embajadora de un Reino al que pronto no pertenecerían o si acaso pensaban en el famoso incidente del fracaso escocés en Panamá cuando intentaron instalar una colonia escocesa en costas del Darién.

Hoy, jueves 18 de septiembre, cuatro millones de habitantes con mayoría de edad en Escocia, decidirán su independencia, y de ser así, se convertirán en el décimo tercer país de la Unión Europea con una población inferior a los seis millones de habitantes. De ganar el NO, Escocia seguirá siendo una de las cuatro naciones del Reino Unido de Gran Bretaña. El número de escoceses fuera de su territorio es alrededor de 18 millones, principalmente en Estados Unidos, Canadá y Australia, y en Latinoamérica especialmente en Argentina y Chile. Para los escoceses que viven fuera de su país, la idea de independencia es una autoinmolación. El tema de la moneda, el petróleo, la deuda, las políticas del partido nacional escocés les asustan.

Para el primer ministro de Escocia, Alex Salmond, el referéndum del 18 de septiembre será el momento que ha esperado por años, al frente de una cruzada por la independencia de Escocia. Para David Cameron, irónicamente de raíces escocesas, el resultado del referéndum le dará un triunfo a una humillante derrota. Tan crucial es este tema para el Reino Unido que los tres líderes del Parlamento inglés han firmado un pacto prometiendo concesiones a Escocia en caso de salir victorioso el NO.

Escocia tiene también un fuerte grupo que respalda el NO encabezado por Alistair Darling, quien confía en la victoria, e insiste que puede construir una Escocia más justa y provechosa para los escoceses. Darling advierte que de ganar el SÍ, Escocia podría abocarse a una crisis económica. Alex Salmond está vendiendo cambio y positivismo, contrario a la negativa que vende la campana del no a la independencia. ‘Siempre he creído que la gente vota por algo, no en contra de algo’, aclama Salmond. La campana política de Salmond ha hecho todo lo posible para convencer a tradicionales laboristas de que la independencia se traducirá en justicia social, proteger el seguro social y reducir el desempleo.

A las dos de la madrugada del viernes 19 de septiembre se esperan los primeros resultados. La ciudad de Glasgow declarará a las 5 a. m. sus resultados. Se espera una llamada entre Salmond y el primer ministro británico, David Cameron, a primera hora. De ganar la independencia, se espera que Salmond vuele de su circuito, Aberdeenshire a Edimburgo, la capital de Escocia, a dirigirse a la nación. Posiblemente se hará llamado a sesiones extraordinarias del Parlamento el sábado 20 de septiembre. Será un llamado histórico que no ocurría desde la Guerra de las Malvinas. Miembros del partido conservador podrían pedir la renuncia del primer ministro Cameron. Salmond nombraría su equipo para llevar a cabo la transición a la independencia por 18 meses y finalmente el 24 de marzo de 2016, Escocia podría convertirse en nación independiente, exactamente 309 años después de que el Acta de la Unión fue firmada.

De ganar el No, se espera que el primer ministro británico, Cameron, hable a la nación expresando unificación y ofreciendo a Escocia una mejor posición dentro de Gran Bretaña. Por su parte, con este escenario, Salmond enfrentaría la presión de ceder a favor de Nicola Sturgeon. Muy posiblemente el Parlamento escocés tendría mayor injerencia en temas tributarios.

Cualquiera que sea el resultado del referéndum, se traduce en ganancia para el Parlamento escocés. De ganar el no a la independencia, seguramente el Parlamento se hará acreedor a nuevos poderes. Para la campana del Sí a la independencia es una situación de ganancia en ambos casos.

El movimiento independentista de Escocia comprueba que la historia es recurrente. Escocia basa su exigencia de independencia del Reino Unido en su status de Reino independiente que tuvo hasta 1707. Ese año, ambos reinos, Escocia y Gran Bretaña, firmaron un Acuerdo de Unión, quedando Escocia sometida a un solo parlamento, el de Londres, aunque conservaba una cierta autonomía en ciertos asuntos, al igual que su idioma, moneda y una cultura muy arraigada que hasta cierto punto ha llegado a representar a todo el Reino Unido a los ojos del mundo exterior.

La lucha de una buena parte de escoceses por lograr su independencia ha sido larga y pacífica, nada parecido a la lucha irlandesa que ha tenido momentos de mucha violencia, pero con un optimismo sostenido por parte de sus promotores.

*EX EMBAJADORA DE PANAMÁ EN REINO UNIDO.

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