• 22/11/2015 01:00

Construyendo la percepción (II)

La seguridad ciudadana, para que sea efectiva, debería ser lo más imperceptible posible. Nadie debería estar preocupado por la seguridad

Detrás de esta satanización subyace un abordaje perverso del problema que, en el peor de los caso, y en el contexto de una sociedad democrática, nos estaría abocando, peligrosamente, a desconocer las percepciones y opiniones libres y espontáneas de los ciudadanos.

Este desconocimiento sería un magnifico caldo de cultivo para la intolerancia y el autoritarismo en una sociedad, de por sí, carente de una sólida cultura política y portadora de una pobre formación cívica.

La seguridad ciudadana, para que sea efectiva, debería ser lo más imperceptible posible. Nadie debería estar preocupado por la seguridad. Las prioridades y urgencias deberían estar dirigidas hacia la elevación cultural y espiritual del pueblo y de su calidad de vida.

Pero para que esto ocurra las prioridades en este momento deberían apuntar hacia el combate a la impunidad y a la justicia selectiva a favor de los que más tienen; fortalecer la cultura política y cívica de los ciudadanos (combatiendo el clientelismo y paternalismo), y desarrollando una política pública de seguridad que no haga ruido, pero que dé resultados en términos cualitativos; esto es, que produzca una percepción que se traduzca en hechos reales como serían la paz y tranquilidad de los asociados.

El Programas Barrios Seguros es la mejor demostración del fracaso de una política permanente de seguridad pública. Se trata de un proyecto demasiado ruidoso y visible que lo que produce es la percepción de que el Estado ha capitulado frente a la delincuencia.

No es entonces una mala noticia el que podemos utilizar la percepción de la opinión pública como un instrumento para combatir el crimen organizado, la violencia doméstica, la corrupción o la impunidad. Solo lo sería, si nos seguimos aferrando a viejos paradigmas y seguimos confundiendo el combate a la criminalidad con una acción táctica para garantizar una mal entendida gobernabilidad y tranquilidad durante cinco años de Gobierno.

PROFESOR TITULAR DE SOCIOLOGÍA – UP.

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