• 02/06/2020 00:00

Irresolución

Esto parece un desagradable sueño que nos produce angustia, ansiedad, miedo y finalmente el terror con la guadaña, para los que asistimos a la tercera edad en adelante.

Esto parece un desagradable sueño que nos produce angustia, ansiedad, miedo y finalmente el terror con la guadaña, para los que asistimos a la tercera edad en adelante. Esta pesadilla eclosionó la segunda semana del mes de marzo pasado, notificado por redes sociales y la diligente actividad del Gobierno, a través del Ministerio de Salud, escoltado por los ministerios de Desarrollo Social, en busca de aliviar las penurias básicas y el Ministerio de Seguridad, encaramado en amenazas, en vez de educar y persuadir, si el asunto es convencer para vencer, señor ministro, con una millonaria propaganda a los héroes de la patria, cuando tales titanes deben ser los servidores a la salud, en conjunto con la conformación del excelsior grupo de científicos con envidiable capacidad de enfrentar a la ponzoña invisible, aunque se ha fallado en las estrategias aplicadas para salir de esta breña, con el absoluto ayuno en una comunicación asertiva y persuasiva, si estamos frente al virus patógeno que puede producir infección que crece en epidemia, que ataca en grande a personas o animales en un lugar y tiempo y se multiplica en pandemia, es la misma enfermedad epidémica que se extiende y ataca a casi todos los individuos de una localidad o región. Todo es casi lo mismo, con la excepcionalidad en cada comportamiento entre infección, epidemia y pandemia.

Confieso que he vivido años extras dedicado a las ciencias sociales, por lo que tengo conocimientos agrícolas en estos avatares científicos que los expertos y delegados alimentan con expresiones inentendibles para dizque trasmitir en avisos diarios sobre: quédate en casa, sanatizar, gotículas, estornudar el codo, lavados de manos, tapaboca, barbijo, sin tocar la máscara, metro y medio, cuarentenas, cerco epidemiológico, curvas debajo de uno, aislamiento social, hisopados, asintomáticos, ochenta por ciento benigno, crecimiento exponencial, meseta, grupos de rebaño, porcentaje de mortalidad en función de la población, defunciones con patologías previas, confinamientos, hotel hospital, detenidos por violar la cuarentena, multa y trabajo comunal, los curados por laboratorios y los clínicos, el coronavirus llegó para quedarse, nueva modernidad. Hágase la idea de que escucha una misa en latín. Las conferencias y comunicados galopan al lado de denuncias de corrupción en la compra y construcción de un hospital en 30 días, pero que no se ha ocupado, aparte de la explicación diaria de lo que pasa en el mundo y de los que nos pasa a nosotros y está claro que el 90 por ciento no entiende ni “J” sobre los infectados, recuperados, de pruebas diarias positivas o negativas, el cálculo porcentual de pruebas por cantidad de habitantes, pero si estamos en una meseta, por qué vamos bien, si siguen los infectados a diario. Para esto no encontramos respuestas.

Para entender y explicar a mi manera rural, debemos subir un gran cerro con enorme poblado junto con infectados, control sanitario y la advertencia a los residentes que cierren puertas a la toxina, guarden distancia, higiene, mascarillas herméticas y todas las recomendaciones para evitar el contagio. Durante el trayecto se detectan, aíslan y se busca el historial del contagio de los enfermos que se aíslan y durante cuatro semanas, se hace en el altozano un conteo diario de pruebas y resultados. Cuando bajamos ese alcor ya ha pasado la ola de la pandemia, aunque se puede iniciar un rebrote. La endemia, epidemia y pandemia se ligan, aunque se diferencian por la gravedad y alarma sanitaria que producen. La endemia es una típica enfermedad infecciosa en un país o región, sea la varicela. La epidemia es una palabra de origen griego para definir a la enfermedad contagiosa de extensión rápida y podemos mencionar a la gripe por cambio de estación que llega a un punto máximo y desciende. Las pandemias son epidemias de crecimiento rápido, que cubren zonas del planeta al mismo tiempo. La dificultad son las pruebas específicas y lo que demora la respuesta del hisopado con ese palillo que visita la frontera del cerebro para localizar las colonias del invasor acantonado presto a saltar a los pulmones con síntomas después de cinco días, pero hay infectados asintomáticos que se escapan de las pruebas aleatorias y producen el contagio. El objetivo es frenar el crecimiento exponencial de un virus que es imposible de erradicar sin una vacuna, para no saturar los hospitales, bajar la mortalidad y otras consecuencias desastrosas a la economía que es donde estamos sumidos, lo cierto es que nos ha pasado un vendaval infeccioso que se quedó convertido en parte de la nueva modernidad, hasta que llegue la vacuna que durará hasta la próxima infección comunal.

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