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- 27/02/2023 00:00
Justo Arosemena y un proyecto para Panamá
Como conmemoración de la vida y obra de don Justo Arosemena, quien vivió del 9 de agosto de 1817 al 23 de febrero de 1896, y es el fundador de la nacionalidad panameña en el siglo XIX, al buscar la autonomía istmeña, mas no la independencia, frente al centralismo bogotano, y quien propulsó la ratificación del Estado Federal de Panamá, se hace necesario el conocimiento de su persona por los panameños y servir como guía en el presente para la toma de decisión de los caminos a seguir en la construcción de una sociedad próspera y capaz de prestar sus servicios a un mundo globalizado, y no un país poseedor de un corredor interoceánico al servicio del mundo y de los intereses de los grupos gobernantes en control del Estado.
Como hijo de Mariano Arosemena, quien diseño el Proyecto Hansiático para el territorio istmeño, Justo Arosemena conocía que su objetivo no era la cesión de la soberanía para alcanzar beneficios económicos, sino alcanzarla con el apoyo de las potencias del mundo multipolar del momento. Así planteado, la concretización del Estado Federal no implicaba una negación de la identidad panameña como colombianos, ya que permitía la promulgación de leyes especiales para el istmo, y sirvió como antecedente a la Constitución de 1863, que promovía el federalismo y el liberalismo en toda Colombia, y que también permitió la postura neutral del Istmo frente a las debilidades y amenazas que asolaban al resto del país. Sin embargo, estas últimas afectaron la política interior en Panamá, a tal punto que en 1886 la autonomía alcanzada fue revocada con una nueva constitución colombiana, que declaraba nuevamente al Departamento de Panamá como supeditado al Gobierno central colombiano, aunque aceptándose la necesidad de promulgación de leyes dirigidas propiamente a Panamá.
La falta de acción, unida a los acontecimientos desfavorables a la economía istmeña, como la quiebra del Canal francés en Panamá, llevaría a un punto de explosión que se reflejaría en la Guerra de los Mil Días, cuando un ejército conservador venció rápidamente en el actual territorio colombiano, mientras que en Panamá este no logró alcanzar la paz con el Partido Liberal, hasta la intervención estadounidense en el conflicto, interesados en la construcción del canal, pero significando una situación inconclusa en la política interna de Panamá, situación que Justo Arosemena no logró presenciar debido a su fallecimiento.
Lo anterior, unido a la decisión del Senado colombiano de rechazar el tratado del Canal con Estados Unidos movió a los hoy titulados próceres de la patria, quienes destacaban por tener fuertes vínculos con los accionistas estadounidenses y franceses del ferrocarril de Panamá y de la Nueva Compañía del Canal de Panamá, a aceptar el nacimiento de la república como un protectorado estadounidense, cediendo la soberanía sobre nuestro territorio. Sin embargo, no es correcta la asunción de que la declaración de independencia en 1903 fue un resultado del Proyecto Hansiático del siglo XIX, ya que el Tratado Hay-Bunau Varilla excluyó a los istmeños de la autonomía y los beneficios de la posición estratégica de Panamá. Por el contrario, existe una continuación a lo planteado en los principios del Proyecto Hansiático, actualizadas a la nueva realidad del siglo XX, y las acciones realizadas por los panameños para la recuperación de la Zona del Canal, con la recuperación de la total soberanía sobre nuestro territorio y el inicio de una institucional en la zona de tránsito dirigida por panameños, pero ahora dirigida a beneficiar a la mayoría de la población.
Al igual que la adaptación del Proyecto Hansiático permitió a Panamá alcanzar ambos, una adecuación a los retos y oportunidades en este siglo permitirá una comprensión de cómo la política exterior de Panamá debe conseguir el apoyo de las potencias económicas en el mundo moderno, sobre todo de las latinoamericanas que, en la década de 1970, permitió la reversión del Canal a nuestro país. Esto significará una mejor independencia nacional en un mundo globalizado, mientras que a un nivel interno, las políticas progresistas aceptadas por Panamá en convenios internacionales como los Objetivos de Desarrollo Sostenible de 2015, se concretan como proyecto nacional de Estado como la promulgación del Plan Estratégico Nacional Panamá 2030 en el 2017, que tiene como puntos centrales el derecho de inclusión, el desarrollo sostenible e igualitario para la mayoría de la población, el respeto al medio ambiente, la aplicación de los valores morales en la política interna – condenándose la corrupción y el clientelismo- y el respeto a la diversidad cultural existente en Panamá.