Agy Coehlo:

‘Los hombres atraviesan duelos con menos permiso social de mostrarse vulnerables’

La comunicadora social y escritora vista La Estrella de Panamá para hablar de su libro ‘La belleza de rompernos’, que estuvo en la Feria del Libro 2025. Habla sobre el dolor, el duelo y cómo seguir viviendo a pesar de las pérdidas

La vida puede quebrarnos de golpe, y es en esos momentos de fragilidad cuando se revela nuestra verdadera capacidad de resiliencia. De esa experiencia nace ‘La belleza de rompernos’, un libro que explora el duelo y propone el concepto de ‘resiliencia generativa’: la posibilidad de crear valor a partir de los episodios más oscuros. Su autora, Agy Coelho comparte, con honestidad y sin romantizar el dolor, cómo atravesar la pérdida puede convertirse en un proceso transformador.

En esta conversación, la comunicadora social venezolana —radicada en Panamá desde hace ocho años— abre su historia personal para hablar de migración, divorcio, enfermedad, muerte y reinvención. A través de sus páginas, y ahora en esta entrevista, busca acompañar a quienes sienten que la vida se detuvo tras una pérdida, recordándoles que siempre es posible reconstruirse con nuevas herramientas, comunidad y amor propio.

¿Cuál es el mensaje de ‘La belleza de rompernos?
Mi libro es principalmente sobre el duelo, y de ahí surge un concepto que llamo “resiliencia generativa”. No se trata solamente de soportar lo que nos pasa o atravesar lo que nos ocurre, sino de generar y crear valor a partir de los episodios más oscuros.

De hecho, el título es ‘La belleza de rompernos’ y el subtítulo ‘Reclamar la vida después de nuestra mayor pérdida’. Ese es el gran mensaje: a veces sentimos que la vida se acaba cuando perdemos lo que más queríamos, lo que más valorábamos, lo que daba sentido a todo. Sin embargo, con intención y con ciertas herramientas podemos reescribir esa historia.

Decidiste escribirlo, me imagino, a raíz de una ruptura personal. ¿Fue así?

Sí, exactamente. El libro empieza contando cómo en 2018 tuve mi año más difícil. Hay pérdidas que todos enfrentaremos en algún momento, como la de nuestros padres. Pero en ese año a mí me tocaron todas juntas: migré de país, recién llegada mi esposo me pidió el divorcio, a mi mamá le detectaron un tumor cerebral y casi muere, tres semanas después falleció mi papá de repente, la empresa donde trabajaba cerró... Todo eso en menos de doce meses.

Fue como si me hubieran sacado el piso de un momento a otro. Yo salía a la calle y me sentía en una especie de Matrix, preguntándome: ‘¿Cuál es mi realidad ahora?’. Ante eso me hice una promesa: si sobrevivía a ese año, lo que surgiera de allí tenía que ser positivo, no resentimiento ni amargura.

¿Qué herramientas te ayudaron a salir de esa oscuridad y luego plasmarlo en el libro?

Hay un capítulo dedicado a lo que llamo ‘caja de herramientas’. Primero entendí que el dolor debía atravesarse, no negarse ni huir de él. En el libro soy muy explícita al describir cómo se siente el dolor, porque no quería romantizarlo ni limitarme a frases como ‘lo que no te mata te hace más fuerte’.

Después empecé a buscar recursos: la meditación, un curso de mindfulness, la espiritualidad y, sobre todo, el apoyo de mi comunidad. Es como una cuenta bancaria: si has cultivado relaciones sanas, cuando la vida te golpea ese amor es profundamente sanador.

También fue clave la terapia psicológica. Mirar hacia adentro, no quedarme solo en el victimismo, sino preguntarme qué aprendía de mí misma en esas pérdidas. Al final, la vida siempre traerá golpes, así que es mejor contar con herramientas que hagan el camino más llevadero.

Cuéntame un poco más de tu historia personal. ¿Dónde creciste?

Soy venezolana de padres portugueses, primera generación nacida allá. Estudié Comunicación Social y siempre me he dedicado a ese campo, trabajando en distintas empresas, muchas de ellas ligadas al empoderamiento femenino. Llevo ocho años viviendo en Panamá, un país que amo y donde la transición cultural me resultó más fácil por haber crecido en una casa de extranjeros.

Curiosamente, aunque escribí el libro pensando en acompañar el duelo de cualquier persona, ha resonado sobre todo en mujeres. Supongo que de manera inconsciente influyó mi trabajo previo en temas de empoderamiento femenino. Igual, los hombres también atraviesan duelos y rupturas, a veces con menos permiso social de mostrarse vulnerables, así que el libro también puede servirles.

¿Cómo fue el proceso de escribir y publicar el libro?

Fue largo. Primero viví todo lo que cuento allí, incluso me divorcié dos veces de la misma persona. En la segunda separación ya tenía más herramientas, y decidí que era momento de escribir. Pasé casi dos años trabajando en el manuscrito.

Tuve el apoyo de una editora, mi prima diseñó la parte gráfica, y finalmente una imprenta panameña hizo la publicación. Soy autora autopublicada, aunque también está disponible en Amazon. Nunca busqué que fuera un proyecto comercial, más bien lo concebí como un regalo para mí y para mi comunidad, pero me ha abierto muchas puertas. Participé en la Feria del Libro y he tenido la oportunidad de hablar en varios medios.

¿Qué te ha dicho la gente que lo ha leído?

Ha sido muy sorprendente. Ya van más de cien lectores y muchos me dicen: “Lloré demasiado con tu libro”. No esperaba que generara una respuesta emocional tan fuerte. Aunque mi historia es particular, las emociones que transmite son universales.

Hay pasajes muy íntimos, como cuando volví a la casa y mi esposo ya se había ido. Dudé si incluirlos porque eran momentos muy crudos, pero al final decidí ser honesta. Y justamente eso ha conectado con los lectores, que se han visto reflejados en sus propios dolores.

Parece que también inspiró a otras personas a escribir

Sí. Aunque no me considero escritora profesional, mucha gente se me acerca a decirme que quiere contar su historia. Yo siempre les respondo que el mundo necesita nuestras historias. Subestimamos el poder que tienen, pero las historias conectan, inspiran y movilizan.

Escribir un libro no es tanto cuestión de dificultad como de disciplina. Con las herramientas que existen hoy, cualquiera puede hacerlo. En mi caso decidí no usar inteligencia artificial porque quería que fuera mi voz, la más honesta posible.

Agy Coelho
Escritora
Me tocaron todas las pérdidas juntas: migré de país, recién llegada mi esposo me pidió el divorcio, a mi mamá le detectaron un tumor cerebral y casi muere, tres semanas después falleció mi papá de repente, la empresa donde trabajaba cerró... Todo eso en menos de doce meses”,
Lo Nuevo