Los capturados fueron ubicados en la comarca Ngäbe-Buglé, las provincias de Veraguas, Los Santos y Panamá
- 14/12/2025 00:00
La pieza faltante que puede cambiar el rumbo del país
La crisis de comunicación que arrastran todos los gobiernos de Panamá no es un problema aislado. Es el síntoma de algo más profundo: la ausencia de un centro estratégico capaz de coordinar prioridades, ordenar al Estado y proyectar una visión clara del país que queremos construir. Sin esa pieza, cualquier gobierno —incluso uno bien intencionado— termina viéndose improvisado, fragmentado y sin un rumbo definido.
Esa pieza existe, pero está subutilizada: la Secretaría de Metas.
Mientras el gobierno ha avanzado en reformas como la CSS y en terminar obras públicas, ha descuidado otras áreas fundamentales para la calidad de vida. La economía es un engranaje: mover una pieza afecta a todas. Hoy tenemos un Ejecutivo que atiende temas importantes, sí, pero deja rezagados otros que no pueden esperar. Aquí es donde la Secretaría de Metas podría jugar un papel decisivo.
Su función no debe limitarse a gestionar proyectos técnicos —eso corresponde a los ministerios— sino convertirse en la mano derecha estratégica de la Presidencia, capaz de coordinar, evaluar, proponer y ejecutar cambios que no requieren reformas constitucionales ni largas batallas legislativas.
Panamá ya vivió un momento de visión estructural cuando Nicolás Ardito Barletta reorganizó el Estado apostando por nuestras ventajas comparativas: servicios, centro financiero, logística, Zona Libre, Tocumen. Ese modelo impulsó décadas de crecimiento. Pero con el tiempo, el Estado se desvió hacia el intervencionismo, el mercantilismo y la captura institucional. Hoy los índices de libertad económica muestran un país que retrocede: menor competitividad, más trabas, más corrupción y menos espacio para innovar.
Corregir ese rumbo exige reordenar el Estado. La Secretaría de Metas podría liderar un proceso claro: definir qué debe hacer el Estado y qué no. Seguridad, justicia, educación, salud e infraestructura deben ser su núcleo. Todo lo demás debe ser revisado, limitado o eliminado. Esta oficina podría coordinar reformas urgentes en áreas donde el país se está quedando atrás:
Seguridad: fortalecer presencia policial, endurecer penas y proteger al ciudadano.
Justicia: independencia real del Órgano Judicial y procesos ágiles con apoyo privado.
Educación: liberar la oferta, introducir vouchers, abrir nuevas instituciones y convertir al Meduca en un ente evaluador, no operador.
Salud: eliminar la duplicidad Minsa–CSS y adoptar modelos de competencia controlada como Singapur.
Infraestructura: concesiones y APP para grandes proyectos, dejando al Estado solo el mantenimiento básico.
La Secretaría también podría impulsar reformas económicas clave. La tramitología, el proteccionismo y las regulaciones innecesarias han debilitado sectores completos. No se ha eliminado un solo decreto desde el inicio del gobierno. Esto encarece el costo de vivir, limita la competencia y fortalece monopolios de facto. Desde esta oficina podrían identificarse y desmontarse estos obstáculos de manera sistemática.
En materia tributaria, Panamá necesita simplicidad y neutralidad. Un flat tax entre 10 % y 15 %, como sugiere la lógica de la curva de Laffer, ampliaría la base, reduciría evasión y pondría a todos en igualdad ante la ley. Y reformas laborales que permitan mayor flexibilidad y acuerdos voluntarios aliviarían la presión sobre las Mipymes, las verdaderas generadoras de empleo.
Y todo esto requiere algo esencial: comunicación estratégica. La Secretaría de Metas puede ser el centro que recopile información en tiempo real, produzca reportes mensuales y semestrales, muestre avances, identifique cuellos de botella y reconstruya la confianza ciudadana. Puede además servir de puente con la Asamblea para impulsar leyes prioritarias.
Cuatro años son suficientes para ordenar el Estado, limpiar regulaciones, mejorar la gobernabilidad y recuperar la libertad económica. Pero esas decisiones deben tomarse ahora. La carga no puede seguir cayendo sobre los ciudadanos: le corresponde al Estado asumir el costo del cambio.
La Secretaría de Metas tiene la capacidad de convertirse en el órgano que alinee al gobierno y trace la ruta hacia un país más libre, competitivo y próspero. La pieza faltante siempre estuvo allí. Solo hace falta usarla.