• 07/08/2021 00:45

Llamen a los acusados en ese mantequillicidio

“[…] aunque todavía existen muchos consumidores que prefieren la mantequilla, aquí lo importante es que les expliquen la verdad de lo que está sucediendo

Pensé que ya había oído todos los problemas relacionados con las grasas del aceite de palma. Anteriormente, hemos escrito sobre este tema y también en su momento recomendamos el libro “Planet Palm: How Palm Oil Ended Up in Everything - and Endangered the World” (New Press) de Jocelyn Zuckerman. Pero no, lo que está ocurriendo ahora supera todos los dramas del momento.

Bienvenido al episodio del “Mantequillicidio”, el último escándalo en torno al aceite de palma. Esto comienza cuando los consumidores canadienses se preguntan por qué, de repente, la mantequilla no se ablanda a temperatura ambiente. La respuesta: los agricultores están alimentando las vacas con aceite de palma, que tiene un alto contenido de grasas saturadas (hidrogenadas).

#La clave aquí es preguntarse, ¿por qué los ganaderos harían esto? La respuesta básica es porque alimentar al ganado con aceite de palma aumenta la producción de grasa láctea (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/17235176/). Y debido a que hace que la grasa de la leche esté más saturada, la mantequilla se vuelve más dura (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/17235176/). Esto ha hecho que los canadienses le pidan a su industria láctea que detenga esta práctica, porque viola el “pacto moral de la industria láctea con los canadienses” (https://www.bbc.com/news/world-us-canada-56205239). Y, además, porque los productos lácteos no deben endurecerse a temperatura ambiente ni tampoco deben tener un mayor contenido de grasas saturadas.

Preocupante es que ahora haya otra razón más para que los consumidores desconfíen del aceite de palma y que los ganaderos en otros países estén alimentando sus vacas con este producto. La industria láctea de EE. UU. está sospechosamente en silencio sobre este asunto, a pesar de estudios que señalan su uso experimental (https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0022030217310482) y que Dairy Farmers of Canada certifica que los lecheros estadounidenses también lo hacen (https://dairyfarmersofcanada.ca/en/dairy-farmers-canada-convening-expert-committee-fat-supplementation-cow-feed).

Es más, cuando se investiga bien sobre el tema, se encuentra con Jamie Jonker, vicepresidente de Sostenibilidad y Asuntos Científicos de la Federación Nacional de Productores de Leche (https://www.nmpf.org/), quien reitera las buenas prácticas de la industria láctea. Según esta fuente interesada, alimentar al ganado lechero con subproductos de otras partes de la producción de alimentos, que recicla ingredientes que de otro modo podrían desecharse, ha sido un elemento básico de la industria láctea durante décadas. Y entre ellos se encuentran los subproductos del aceite de palma que utilizan para alimentar al ganado lechero en pequeñas cantidades.

El consumo diario promedio de aceite de palma por vaca lactante en los EE. UU. es de aproximadamente 0.2 libras (datos no publicados). Una vaca lactante come más de 50 libras de alimento (en base a materia seca) por lo que esto es menos del 0.4 % de la dieta total. No existe un límite legal para la alimentación de subproductos del aceite de palma en los EE. UU. ni en ningún país, pero desde un punto de vista práctico, existen límites dietéticos. Un nivel demasiado alto de grasa en la dieta reducirá el consumo total de alimento, lo que reducirá los nutrientes generales para la vaca, lo que reducirá la productividad.

La dieta afecta la composición de la leche y la fuente de grasa de la dieta puede cambiar el perfil de ácidos grasos de la leche. La porción de ácido palmítico del peso de los

ácidos grasos totales en la mantequilla es aproximadamente el 30 %. Ese es un estándar de la industria con décadas de antigüedad que se mantuvo constante durante toda la pandemia. El ácido palmítico no solo proviene de la palma, sino que también se puede producir en otras plantas y organismos en niveles bajos. Por ejemplo, la cantidad en la leche materna humana tiene un promedio de 20 a 25 %.

Entonces, según Jonker, para los productores de leche de EE. UU. no hay nada de qué preocuparse y señalan a sus contrapartes canadienses como falsos acusadores. Simplemente reiteran que la leche de vaca es una fuente de grasas saturadas, que la mantequilla es grasa de leche de vaca concentrada, que los ácidos grasos saturados son sólidos a temperatura ambiente y por eso la mantequilla también lo es. Caso cerrado.

Pero nosotros les diríamos a los lecheros que esto aún no está cerrado. Todavía falta ver qué dicen los consumidores que son los que compran y comen la mantequilla. Y si hay algo que los lecheros nos están escondiendo, que no sería la primera vez, que lo digan antes de que esto reviente. Hace años la gente dejó de comer mantequilla y ahora prefieren utilizar grasas mono no saturadas como aceites de oliva, aguacate y nueces. Y aunque todavía existen muchos consumidores que prefieren la mantequilla, aquí lo importante es que les expliquen la verdad de lo que está sucediendo. Porque créanme, tarde o temprano, la verdad sale a flote. Ahórrense el disgusto y dígannos la verdad.

El autor es empresario
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