• 23/03/2024 00:00

Los presidenciales

En los debates presentados cada cual postula lo que a su juicio son las soluciones a los grandes problemas sociales y económicos del país. El libreto se repite en cada torneo electoral, los de oposición construyen un discurso de rechazo a la actualidad [...]

Los debates presidenciales han dado cuenta de los aspirantes a la presidencia de la República. Al ver la cantidad hay que señalar que son muchos, para un país cuya población no alcanza los 5 millones de habitantes.

Tal vez, se trata de la concepción, de que más candidatos expresa lo democrático. No obstante, eso no es así, puesto que la cantidad nada dice de la calidad, y la calidad es lo más importante.

En los debates presentados cada cual postula lo que a su juicio son las soluciones a los grandes problemas sociales y económicos del país.

El libreto se repite en cada torneo electoral, los de oposición construyen un discurso de rechazo a la actualidad, lo que dice precisamente que ese es el contenido, los que no gobiernan en la actualidad no tienen presente que en un momento fueron parte de la dirección del país. Es eso lo que hace difícil legitimarlos y en consecuencia crea una especie de duda en el electorado.

El país está a la deriva, sin solución a los problemas más elementales. No obstante, solamente escuchar a quienes aspiran a ocupar el solio presidencial, dice con claridad que no tienen absoluto respeto y consideración por el electorado. Para ellos están en presencia de una población de mentecatos.

Pero lo más inconcebible es que quienes hoy gobiernan tienen el desparpajo de plantear soluciones que estuvieron a su alcance y que nada hicieron para implementarlas. Produce escozor escuchar a quien gobernando y aspirando a continuar con el modelo de gestión gubernamental, se presente como oposición. Definitivamente que le tienen la medida al pueblo. Su estridencia, su contenido fantasmagórico lo sitúa sin credibilidad. Es que simplemente, estamos hablando de más de lo mismo o peor.

Todos, salvo una excepción, fueron parte de gobiernos anteriores, y tal vez eso es lo que le da credibilidad, confianza y seriedad. Jamás ha sido probada en la gestión pública de gobernar. Tiene un contenido académico, más que político, refleja confianza con una hoja al servicio de la lucha en favor de los pobres. Sin vínculo con los poderes económicos, sin estar al servicio de la politiquería y el clientelismo, que son los instrumentos de presentación de los políticos en Panamá. Tiene una carta exclusiva que la sitúa en una posición interesante, desde luego, del lado de la población que menos tiene, frente a los que se ubican de parte de los consorcios económicos, contratos con el Estado, manejo inadecuado de los recursos del Estado y corrupción.

Le queda a la población el 5 de mayo del año en curso decidir si lo conveniente es mantener el estado de cosas o simplemente optar por algo diferente. Es claro que las ideologías y la satanización de posturas democráticas han querido signar a candidatos para la descalificación.

El autor es docente universitario
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