• 24/07/2010 02:00

Mataron la magia

Sin duda alguna, los violentos acontecimientos en la provincia de Bocas del Toro mataron la magia y las ilusiones del pueblo, que el ‘Go...

Sin duda alguna, los violentos acontecimientos en la provincia de Bocas del Toro mataron la magia y las ilusiones del pueblo, que el ‘Gobierno del Cambio’ había cultivado durante todo un año de administración presidencial.

La maquinaria propagandística del Gobierno surtía efecto y programas como 100 a los 70, el incremento salarial a los policías, las becas universales y el más grande aumento al salario mínimo de los últimos 50 años, era casi una canción pegajosa que más del 60% de los panameños coreaba día y noche.

Pero el Mundial de Fútbol los distrajo. Entretuvo a los cerebros pensantes del Gobierno, que imaginaron que durante 31 días los panameños de a pie, los profesionales y los que no profesan ninguna fe política solo iban a desayunar, almorzar y cenar fútbol, ¡monumental error de percepción!

Martinelli era el presidente más querido por los panameños, en términos comparativos frente a otros mandatarios durante el primer año de gobierno.

Empero, el poder, cual ‘chirrisco interiorano’, mareó a la gente del Gobierno, que pensó que la confianza depositada por la mayoría de los panameños en las elecciones generales un año antes, le daba una ‘patente de corso’, para introducir las leyes impopulares, bautizadas subjetivamente de ‘chorizo’ y ‘carcelazo’.

Desde el primer día de gestión el ‘Gobierno del Cambio’, por exceso de confianza, altivez o arrogancia, facilitó el camino a sus adversarios, haciendo todo lo que no se debe hacer en el poder.

Despidieron empleados públicos, promovieron persecuciones políticas, encarcelaron dirigentes sindicales y cacarearon a diestra y siniestra nuevos impuestos que hirieron de muerte a muchos que hace un poco más de 365 días coreaban en las plazas; ‘Los locos somos más’.

Los penosos incidentes de Bocas del Toro mataron la magia, provocando que se perdiera el efecto del fenómeno Martinelli, de aquél hombre que montaba bus, mezclaba piedras, cemento y arena, que carente de toda estética física y sin ser un virtuoso con el balón, jugaba fútbol y hacía soñar a los panameños con un mañana mejor.

Se acabó el ‘show político’, la hora de la verdad ha llegado. Se pensó que un conflicto aislado y regional como el bocatoreño no podría afectar la imagen del ‘Gobierno del Cambio’. Se equivocaron. En menos de dos semanas se alcanzó a olvidar la ovación de pie recibida por el presidente Martinelli durante la ceremonia inaugural de los Juegos Centroamericanos. Un gigantesco abucheo en ausencia, hizo despertar de su letargo a la gente del Cambio.

No hay campañas orquestadas por la prensa en contra del presidente Martinelli, los cerebros políticos del Gobierno se dispararon en el pie. Los panameños están acostumbrados a enfrentar injusticias, ya las cárceles no los asustan. Ahora es el tiempo de recapacitar, de corregir errores y de gobernar para todos los panameños. Bocas del Toro, con sus dos muertos y más de 200 heridos fue un simple llamado de atención, porque las cosas no se estaban haciendo bien.

Las imposiciones no son buenas... ni los malos asesores. Dios quiera que el Ejecutivo recobre la memoria y conviertan en realidad todas sus promesas. El fútbol es bueno, entretenido y relajante, siempre y cuando no haya un Bocas del Toro herido y capaz de matar la magia.

*PERIODISTA.

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