• 31/03/2011 02:00

La prostitución masculina

¿ Cuántas mujeres pagan el amor, mantienen a sus maridos o amantes para tener un macho de exhibición? Consideramos al hombre que apela a...

¿ Cuántas mujeres pagan el amor, mantienen a sus maridos o amantes para tener un macho de exhibición? Consideramos al hombre que apela a sus atractivos viriles para que se le pague por su desempeño en la cama, con alguien del mismo sexo o con una mujer que lo desea. La virilidad responde a una demanda, a un modo de vida a una opción promiscua o solitaria de la pareja. Hay distintas categorías del deseo, uno de los aspectos de este juego será descifrarlo, que traicionen el deseo verdadero, la animalidad, las pasiones desenfrenadas. Cuando la relación se prolonga, el modelo no funciona se aburre y regresa a sus aventuras callejeras. La persecución obsesiva y torturante que se da en la pederastia, como en la relación de intercambio monetario, falsea la relación.

El cliente depresivo está acabado, el que se enamora puede hacer cualquier cosa, las exigencias desmedidas llevan a la persona a arriesgar su vida bajo el empuje de Eros.

Es interesante enfocar los horarios de la prostitución viril, lo venal es subversivo en la medida que sea clandestino. Hay una divergencia entre el plano de expresión y contenido de las acciones y pasiones de los cuerpos. Para seducir se realzan las virtudes corporales y naturales, la venta feminiza al prostituto, venerado y maltratado. Saca partido de las necesidades del otro—a y de sus propios atractivos.

¿Cuántos hombres se dejan comprar? Más de los que pensamos. Se dejan comprar por hombres y por mujeres que los desean y comparten favores sexuales.

¿Deseo tanto a este hombre que le pago lo que sea para estar con él?

Con los años se ha pasado de la condición homosexual secreta a una mayor visibilidad.

En la prostitución callejera la incidencia femenina es insignificante.

Los jóvenes que se prostituyen no se consideran homosexuales, esta permanente contradicción les hace justificar su hombría.

La mayor dificultad que enfrenta este estudio es la clandestinidad en que dichas relaciones se consuman.

Hay distintos tipos de prostitución: la baja que se encuentra en masajes a domicilio, burdeles, saunas, esquinas, bares, discotecas, producto del submundo de la marginalidad.

Entre los homosexuales hay muchos casos de estos.

El amor y el comercio, en estas relaciones puede presentarse un sentimiento amoroso, cabe la posibilidad de la mujer por el hombre o del adulto mayor por el joven.

Este amor paradigmático suele no acabar bien, estas relaciones afectivas deberían pensarse mejor.

La prostitución masculina debe ser pensada como la expresión de una diferencia de valor sexual entre los cuerpos que se traducen en una operación comercial para uno y una degradación para el otro o ambas. Las personas que venden sus favores deben ocupar ciertas posiciones deseantes que se consuma en los encuentros. Las condiciones del mercado sexual pueden tornarse altamente mutables y transgresoras, extendiéndose a manifestaciones orgiásticas.

Los laberintos del negocio suelen complicarse cuando uno de los participantes se vuelve violento y esto puede desencadenar en la muerte o en una agresión corporal. La intensidad del deseo y la pasión pueden intensificarse como esfumarse. La relación involucra un gasto, suntuosidad, lujo, es una fiesta, un derroche de erotismo que acaba en la absolución por el dinero que paga y lava toda culpa. El que se prostituye mantiene una distancia afectiva que no necesariamente la tiene quien paga por el servicio, a veces el chulo no llega a excitarse o se excita por el dinero. ¿Qué pasa cuando la relación no funciona?, la intensidad gozosa debe ser disimulada frente al cliente, esto es un problema muy delicado, porque se pueden herir susceptibilidades que pueden acabar en violencia. No todos los prostitutos son activos, aproximadamente la mitad son pasivos.

La sodomía ocupa un lugar central en los intercursos homosexuales masculinos, siendo la penetración anal el acto más preciado. El aumento del precio de la penetración se valora en cuanto al performance del acto sexual concreto y al atractivo del que cobra.

Encontramos muchos asesinatos violentos, crímenes pasionales cuando la tentación del crimen y la sangre ronda a uno de los involucrados, o se siente herido o utilizado, burlado. Parece haber un cierto goce por el peligro y la clandestinidad en estas relaciones—. Vemos incrementos entre la prostitución masculina y la delincuencia, el robo y la traición, encontramos muchos casos de asalto y agresión violenta que termina en el asesinato.

La violencia del goce suele excitar a muchos, el fantasma de la violencia revela perfiles sacrificales derivados del ritual prostitutivo.

En épocas de fiestas como los carnavales, fin de año y otras se incrementa la prostitución callejera homosexual.

Muchas mujeres buscan hombres que las satisfagan sexualmente y pagan sus servicios, algunas veces llegan a involucrarse sexualmente y emocionalmente, al grado de mantener una relación eventual o permanente con la persona que le otorga los favores sexuales bien retribuidos económicamente. Siempre que hay una relación de este tipo hay una sensación degradante que afecta negativamente la relación entre ambos.

Es terrible ver hombres maduros correteando chiquillos y pagándoles lo que sea para conseguir sus cuerpos y favores sexuales, pero es cada vez más común.

*DOCENTE UNIVERSITARIA Y PSICÓLOGA.

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