• 26/09/2023 00:00

Megaminería o la temeridad embaucadora

[...] la megaminería tiene poco, muy poco, de transparencia y sostenibilidad socioambiental

En los pasados debates de la comisión que tiene a su haber aprobar o no el proyecto de ley relativo al afamado contrato con la empresa minera Panamá (o First Quantum) se presentó un ingeniero a sustentar que eran mentiras todos los perjuicios que se le endosaban a la actividad megaminera. Me hizo recordar lo que le pasó a este mismo señor hace una década.

Pues sí, este apasionado apologista de las actividades minero-extractivistas estuvo vinculado a una de las empresas que explotó oro en la provincia de Veraguas, que un mal día se mudó del país, dejando a los trabajadores con deudas no canceladas. Además, dejó unos cuerpos de agua contaminados donde la gente no se atrevía a bañar y menos tomar agua, como tradicionalmente lo hacían antes de esta actividad extractivista. Pues bien, nuestro apasionado adulador, retó a través de un medio televisivo a que demostraran que las aguas estaban contaminadas y él mismo tomó ante las cámaras un vaso con el agua de la laguna dejada por la mina, para demostrar que las acusaciones de los campesinos del área eran meras mitomanías.

La seducción por la megaminería que suscitó esta temeridad solamente duró hasta cuando nos enteramos de que este personaje tuvo que ser ingresado horas después de su hazaña a un hospital privado de la capital, donde estuvo recuperándose de su temeridad por varias semanas. Este evento nos hizo concluir que la megaminería tiene poco, muy poco, de transparencia y sostenibilidad socioambiental.

Así mismo, Minera Panamá, ha difundido por medios (radio y televisión) -basados en cifras aportadas por la firma privada Indesa-la idea de que genera siete mil empleos “directos” y unos 40 mil indirectos. Con los propios datos del último censo, que nunca usó el señor Chapman (Indesa) para sus exageradas y comprometedoras cifras, se concluye cosa muy distinta a la de este gurú de los intereses privados corporativos. Ya antes habíamos informado que no llegan ni a dos mil empleos los generados en la zona de impacto regional de seis distritos de Colón y Coclé (La Estrella de Panamá, 5/09/2023).

En efecto, de acuerdo con nuestros gurús y la evidencia internacional, para poner a funcionar un millón de dólares en la actividad megaminera se requiere un puesto de trabajo. Es razonable que se pueda hablar de hasta siete (7) mil empleos, si fuese cierto que han invertido los siete mil millones de dólares que propagandizan.

Empero, esto implica que, si en esa actividad hay que realizar alguna actividad laboral, la minera puede hacer dos cosas: contratar directamente o subcontratar para que le realicen alguna de las operaciones que necesita. Si hace esto último -que lo hace actualmente- hay que restar los que ha dejado de contratar, es decir, si utiliza a subcontratistas para operaciones que requieren unos dos mil trabajadores, esto no se suma a los siete mil, por eso mismo los subcontrata la minera, para no contratarlos directamente y evitarse lidiar con convenios colectivos y otras “molestias a la inversión”.

Y los famosos 40 mil empleos, ¿de dónde salen? El gurú de Indesa llega a esta cifra con base en la estimación convencional que asume que de unos ocho mil contratados directos, cada uno requiere que los subcontratistas o que el transportista o la modista que le remienda ropa a los trabajadores, creen cada uno cinco o más plazas de trabajo. Cuando el censo económico del INEC llegue a empadronar, por ejemplo, a esta modista ¿A quién se le adjudica el crecimiento del empleo, a la actividad minera o a la manufacturera? Es a esta última, porque no puede contabilizarse dos veces.

En la práctica, lo que estamos observando es que la modista, el limpiador, el transportista, el hotel donde se hospedan los técnicos en Penonomé, no han generado mayor empleo, sino que cada uno ahora labora más, con ingreso adicional, en las pequeñas unidades familiares, incorporando a trabajadores familiares, pero no a asalariados; en casos como el hotel que indagamos, solo aumentó la carga de trabajo para los empleados, ni un empleo nuevo. Entonces, ¿de dónde salen los 40 mil empleos propagandizados por la minera?

Definitivamente que la megaminería es reveladora de un temerario hábito embaucador de corte colonial, que no cabe tolerar.

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