• 20/10/2015 02:00

Aprender idiomas como aprender a nadar

Cuando me encuentro ante estudiantes inscritos en un cursos de inglés, procuro preguntarles si me creerían que les puedo enseñar a nadar en 16 semanas

Cuando me encuentro ante estudiantes inscritos en un cursos de inglés, procuro preguntarles si me creerían que les puedo enseñar a nadar en 16 semanas con un método que desarrollo en el aula de clases. Normalmente titubean, pero insisto en que lo haré con un libro y unos ejercicios que se pueden hacer desde la banca de clases. Me miran como si estuviera delirando. Les digo que la respiración es esencial y que durante las 16 semanas será constante en el aula. En este punto ya se ríen como si les estuviera contando un chiste y entonces les pregunto por qué no me creen. ‘Necesitaríamos agua ', me contesta alguno. ‘¿Para qué quieren agua? ' - les pregunto. Supongo que ya notará lo ilógico de mi propuesta.

Pues bien, para el aprendizaje efectivo de una lengua, la inmersión —al igual que en la natación— es el elemento principal. Esto no desmerita el contacto con la teoría, unos buenos ejercicios prácticos y otras técnicas que un buen docente podría utilizar para enseñar idiomas. Pero solo el contacto real con la lengua que se intenta aprender dará resultados que se traduzcan en la adquisición de un segundo idioma.

No estoy hablando necesariamente de viajar. Eso ha demostrado ser tremendamente efectivo, pero no todas las personas pueden hacerlo. Existen otras formas de entrar en contacto con otro idioma y familiarizarse con sus formatos y toda la cultura que implica su aprendizaje. La tecnología nos brinda oportunidades que van desde ver películas en otros idiomas, hasta la adquisición de material didáctico para todas las edades, pasando por el elemento por excelencia para conocer un idioma a nuestro ritmo: la lectura.

Cuando se dice que en Panamá es difícil encontrar personal bilingüe para la industria hotelera, los centros de llamadas y otras empresas que requieren personal que domine el idioma inglés, una se extraña al pensar cómo —desde tempranas edades— en nuestro país se dan las primeras lecciones de los pronombres y el machacado verbo ‘to-be ' que —aún cuando llegan a la universidad— pocos estudiantes saben utilizar.

El problema no está en el sujeto, sino en el método. Las reglas de gramática son esenciales a quien necesite enseñar o conocer el porqué de la aplicación de una fórmula. Para alguien que requiera adquirir un idioma, el énfasis deberá estar en el uso. Sí, así como en la niñez, cuando aprendimos a usar la lengua materna por imitación. Aprendimos a hablar como las personas que teníamos alrededor. Adquirimos sus acentos, su léxico y hasta sus errores. Lo mismo ocurrirá con un segundo idioma.

De modo que la mayor cantidad de tiempo que se invierta en la inmersión dará como resultado —al igual que en la natación— la familiaridad con el elemento y oportunidades para practicar los conocimientos teóricos que se toman en las clases. Es por eso que cuando me preguntaron qué esperaba del programa Panamá Bilingüe, no pude más que contestar que —aunque sus resultados se verán en algún tiempo y que dependerá de los participantes— el solo hecho de permitir la inmersión en el idioma inglés a docentes escolares mediante viajes es ya una ganancia para el aprendizaje, porque la cultura es parte de ese conocimiento que necesitamos incorporar al aprender un idioma.

Invito a las personas que quieran adquirir un segundo idioma a que empiecen por leer en ese idioma, por escuchar audios y conversar con hablantes nativos. Al principio será un poco tedioso, pero con la práctica habrán adquirido herramientas que ningún libro de gramática por sí solo podrán brindarles.

PROFESORA DE INGLÉS EN LA UP.

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