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- 23/12/2009 01:00
Navidad próspera.. sin felicidad
Parecería un contrasentido que en una época que debe estar caracterizada por el regocijo general de la población, sobre todo cuando existen tantas manifestaciones de prosperidad, se pueda pensar que en el ambiente no se perciba un grado correspondiente de felicidad en la gente. Sin faltar al optimismo que todos debemos tener en estos días, me parece que no todo es color de rosa, que hay nubes grises en el escenario nacional y gran insatisfacción en muchos corazones.
Es innegable que hay signos de bonanza en muchos aspectos de la vida nacional. Los más necesitados han visto el inicio concreto del proyecto “ 100 para los 70 ” del nuevo gobierno, destinado a poner dinero en manos de personas menesterosas de la tercera edad. Se informa la reiniciación del programa de la Red de Oportunidades, con el objetivo de apoyar a los marginados, sobre todo en áreas indígenas apartadas. Se anunció el desembolso de más de $100 millones en concepto del pago de la última partida del décimotercer mes del año a los trabajadores del sector privado, hecho ocurrido unos días después de que el sector oficial realizara lo propio a los empleados públicos. Los fondos que los ahorristas guardan anualmente en los bancos para la época navideña también están circulando.
El resultado palpable en la ciudad capital es la muchedumbre que llena los centros comerciales y la peatonal, las filas interminables en las cajas registradoras, los almuerzos navideños, la cantidad de propaganda comercial, los desesperantes tranques, y tantas otras muestras del frenesí del consumismo que nos invade en esta época.
Pero a la par hay signos claros de tristeza y preocupación en la gente. En primer lugar está la inseguridad ciudadana. Nadie puede negar que todos tenemos un grado de preocupación al salir a la calle, que no existía hace pocos años. La violencia, secuestros, asaltos y robos al descubierto le dan un aire de intranquilidad a cualquier gestión callejera y aún dentro del hogar; los policías hacen lo que humanamente pueden, dada su estrechez en recursos humanos y materiales. El desempleo está dando señales de aumentar, pese a haberse mantenido a niveles controlables; Puerto Armuelles es un ejemplo de una situación crítica. Aún hay áreas marginadas donde no llegan la salud ni la educación en medida digna de la persona humana. La falta de vías de comunicación, tanto en el interior como en la capital, significa cada día una verdadera odisea insoportable para quienes deben conducir vehículos privados o utilizar el transporte público colectivo o selectivo. Muertes por accidente, esta vez de dos obreros ocurrida la semana pasada en un edificio en construcción en una nueva urbanización, nos llena de tristeza y pesar; compartimos el dolor de las familias sobrevivientes, especialmente al ocurrir esa tragedia en una época que para ellas será de dolorosa recordación el resto de sus vidas.
Se asegura que el dinero y la prosperidad material no lo son todo en la vida y menos si no nos proporcionan paz y tranquilidad espiritual. Allí es donde, a mi juicio, estamos fallando como nación. Estas navidades han estado precedidas de mucha intranquilidad y muchas fricciones entre panameños, aunque haya conatos de aparente felicidad. Necesitamos un verdadero cambio.
*Ex diputada de la República.mireyalasso@yahoo.com