• 02/05/2009 02:00

Escuelas creativas, niños felices

Por cuestiones del destino he cambiado de trinchera y ahora ejerzo labores educativas. Un trabajo exhaustivo, pero gratificante en el se...

Por cuestiones del destino he cambiado de trinchera y ahora ejerzo labores educativas. Un trabajo exhaustivo, pero gratificante en el sentido de que el retorno es enorme, si se logra que cada alumno, o por lo menos la mayoría, alcance el nivel de aprendizaje esperado.

Sin embargo, vemos que hoy la mayor parte de los sistemas educativos latinoamericanos restringen el libre pensamiento. Se preocupan demasiado por atiborrar a los alumnos con información. Esa es la educación obsoleta porque es un sistema en el que hay que recordar muchas cosas. Cuanto más memoriza, más inteligente es el alumno, afirman muchos.

En estos tiempos no hay que memorizar, hay que entender. Porque si uno necesita algo acude a Internet y allí lo encuentra, allí está, porque la información es sólo un click en tus manos, pero los alumnos deben saber cómo interpretar esa información. Juntar dos informaciones para que se conviertan en una información nueva, en un contexto nuevo.

Hay que intentar enseñar a nuestros niños para que sean creativos. Es la creatividad la que debería estar en primera línea, todos deberíamos intentar ser creativos, empezando con los propios educadores.

Paulo Freire, educador brasileño considerado uno de los más destacados pensadores en el mundo de la enseñanza, aseguraba que las escuelas no se transformarán a partir de ellas, y tampoco se transformarán si no entran en el proceso de cambio.

El proceso de cambio, según Freire, no puede dejar de venir de afuera, pero no puede dejar de partir de adentro. Es dialéctica la cuestión. “El educador necesita del educando, así como el educando necesita del educador, ambos se educan. Sólo es posible dar nombre después que se hacen las cosas”, dijo en una entrevista.

El punto de partida de la educación, decía, está en el contexto cultural, ideológico, político social del educando.

No importa que este contexto esté echado a perder. “Tú no puedes enseñar a nadie a amar, tú tienes que amar. El educador debe ser sensible, tiene que tener gusto”.

-La autora es periodista.bertildaherrera@hotmail.com

Lo Nuevo
Suscribirte a las notificaciones