• 09/08/2023 00:00

La noble y elevada misión de la abogacía

“La vocación del abogado, todo su arte, su ciencia, están al servicio de la JUSTICIA. La finalidad del Derecho es lograr la Justicia. Es vital que, en la actuación y formación del abogado, se insista en la eticidad de su conducta, [...]”

“El derecho es el arte de lo bueno y de lo justo”, Justiniano, Digesto.

En Panamá, el día 9 de agosto, se conmemora el Día del Abogado, en tributo a don JUSTO AROSEMENA, ciudadano ejemplar y estadista, con una prolífica producción jurídica, literaria, acendrado dinamismo intelectual, considerado el Padre de la Nacionalidad Panameña. En el Bicentenario de su natalicio (2017) se le exaltó como “un ejemplo de virtudes ciudadanas que hoy es prudente imitarlas”.

Destacamos también otro jurista de talla excepcional, el DR. JOSÉ DOLORES MOSCOTE, “uno de los grandes intelectuales, forjador de la Nación panameña” y primer decano de la Facultad de Derecho, quien afirmara: “Todos los hombres, en cualquier situación en que nos hallemos, estamos obligados en ser, y de hecho lo somos, maestros de los demás hombres”.

El accionar del abogado transita sobre los conceptos: Derecho, Ley y Justicia.

El DERECHO: un conjunto de normas que regula la conducta humana, estatuyendo facultades, deberes y sanciones. Se trata del ordenamiento social impuesto para realizar la justicia, lo cual le da un contenido ideal y ético al Derecho. El Derecho se elabora para alcanzar la finalidad de un orden justo.

El Derecho forma parte de la cultura, es vida humana objetivada, implica valores como la justicia, el orden, la seguridad, la paz, el bien común, y, en general, la ordenación de la vida humana. Todos los actos de la vida diaria tienen trascendencia jurídica, por cuanto celebramos contratos o actos de comercio, etc. Esa es su razón de ser, es preciso que exista un sistema normativo que indique las obligaciones y los derechos de las personas. Son normas obligatorias aprobadas en una comunidad y respaldadas con una sanción en caso de ser transgredidas por los asociados e incluso de forzoso cumplimento. La espada sigue siendo símbolo de la JUSTICIA.

El Derecho supone la libertad del hombre, la posibilidad de elección que tiene, y su fin trascendente y valioso. El Derecho “tiende a regular conductas humanas, por medio de normas, buscando la realización de la justicia” (Goldschmidt).

La justicia, es la “constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo suyo” (Ulpiano). Es un valor y una virtud. “Es la virtud fundamental de la cual se derivan todas las demás virtudes, pues constituye el principio armónico ordenador de estas, el principio que determina el campo propio de acción de cada una de las demás virtudes: de la prudencia o sabiduría para el intelecto, de la fortaleza o valor para la voluntad y de la templanza para los apetitos y tendencias” (Platón).

El abogado de hoy tiene en su haber la gracia de un talento enriquecido por el estudio y la experiencia; tiene un aporte que ofrecer y un sentido de responsabilidad cívica que le exige actuar con rectitud y probidad, El atributo esencial es su moral. Es el “substratum” de la profesión. La nombradía del abogado se mide por su talento y por su moral.

El Derecho descansa en la estructura de la LEY, definida como una norma jurídica expedida por la Autoridad competente del Estado, que se debe cumplir de manera estricta y obligatoria, con el fin de establecer los parámetros de conducta que permitan el equilibrio y la convivencia pacífica en el seno de la sociedad.

La Constitución Política establece principios de cumplimento obligatorio. La igualdad ante la Ley: todos somos iguales ante la Ley y que nadie está por encima de ella; y el mandato de que las autoridades están constituidas para hacer cumplir la Ley sin distinción alguna.

En el Estado de derecho rige el aforismo “Dura lex, sed lex”, que se traduce como “La Ley es dura, pero es la Ley”, y que es considerado sagrado por el bien de todos. Consecuentemente, la aplicación de la Ley es obligatoria y que debe producirse contra todas las personas.

La vocación del abogado, todo su arte, su ciencia, están al servicio de la JUSTICIA. La finalidad del Derecho es lograr la Justicia. Es vital que, en la actuación y formación del abogado, se insista en la eticidad de su conducta, que el objeto más específico de la ciencia jurídica es la justicia en su alta función equilibradora de las exigencias individuales y sociales en el seno de la familia. La ética en el abogado está indisolublemente identificada con lo bueno, lo honesto, lo justo y lo positivamente valioso, cualidades que han de ser el faro en todas las actuaciones del hombre de leyes.

El maestro Couture, en los Mandamientos del Abogado, dice: “Ama a tu profesión. Trata de considerar la abogacía de tal manera que el día en que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor para ti proponerle que se haga abogado”, mandato que he cumplido al sugerirle a mi nieta Cinthya Marie Golstein los estudios de las ciencias jurídicas, sugerencia que ha abrazado, con pasión, iniciando la Carrera de Derecho en la Universidad Estatal de Pensilvania (PSU).

Magíster, abogado y escritor.
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