Las actividades criminales en Panamá tienen diversas expresiones y una de ellas es la pandilla, organización de individuos, que se dedica a promover diversos tipos de acciones delictivas con la finalidad de alcanzar beneficios, sobre todo económicos para sus miembros. Las autoridades de Seguridad aducen que, en la actualidad, unos 350 grupos operan para la comisión de una pluralidad de delitos.

La singularidad de estos colectivos es la participación de menores adolescentes, que según estadísticas dan un balance de mil seiscientos jóvenes entre 13 y 15 años que son miembros de tales entidades. Al parecer, el tema de movimiento de drogas es la principal motivación que les introduce en esa atmósfera de ilegalidad. Estudios como el Índice Global del Crimen Organizado del Global Initiative, consideran que el país “...centra su estrategia de seguridad en reducir la violencia juvenil en los barrios de las ciudades principales”.

Diversas fuentes especializadas opinan que las pandillas callejeras se incrementaron al final de la década de los 80 cuando fueron desarticuladas las Fuerzas de Defensa, ejército local. Es un error pensar que en esta situación está el origen de tales agrupaciones, que existían desde antes y cuyo desarrollo y vigencia está relacionado con la situación socioeconómica del país y la alta incidencia de la pobreza.

El hecho de la familiaridad o cercanía de los miembros de cada unidad delictiva tiene que ver con moverse en zonas donde establecen el poder, se organizan y utilizan el miedo, las amenazas, la desprotección para afianzar sus movimientos, para servir a organizaciones de mayor fortaleza y por lo general, de escala internacional. Un conjunto de formas se pone en movimiento para justificar y dar un perfil a cada iniciativa delincuencial.

Las autoridades de Seguridad han dado cifras sobre la disminución de algunos delitos en el país para la presente vigencia y establecen porcentajes relacionados con el decrecimiento de indicadores con relación al año anterior. Según estos datos: “En Panamá, de enero a septiembre de 2025, se registraron 438 homicidios, una reducción del 4 % comparado con el mismo período de 2024”.

Del total de estos homicidios, 410, el 94 % correspondió a hombres y más del 55 % a personas entre 18 y 34 años. El medio más común utilizado es el arma de fuego, cuyo uso se produce en el 89.5 % de los casos. Hay que anotar que 186 de estos asesinatos tuvieron lugar en la provincia de Panamá, lo que significó, un 42.5 % de estos hechos aciagos.

Otro rubro fue el de robos, que también tuvo un decrecimiento en la República al alcanzar un 10.3 % menos. Las autoridades resaltan que “durante los últimos 12 meses de la pasada administración se reportaron 5,339 casos, frente a los 4,787 registrados en el primer año de gestión del actual Gobierno Nacional”. Las cifras de la Procuraduría General de la Nación difieren un poco al mencionar que el total de este delito fue de 4,426, un 52.3 % en Panamá.

En cuanto al femicidio, de enero hasta el 31 de octubre del presente año se produjeron 13 muertes. En el mismo período del 2014 hubo una cantidad de 18. Hay por lo tanto una disminución de 21.7 %, según las estadísticas del Ministerio Público. Otra información de interés corresponde a las muertes violentas de mujeres, que en los diez primeros meses de 2025 alcanzó 16 casos y en el año pasado, fueron 24, una disminución de 33.3 %.

Es significativo lo que ocurre con las lesiones personales, que la PGN establece que hasta septiembre de 2025 se presentaron 6,925 situaciones; mientras que, en el mismo período de 2024, fueron 5,863. Acá se incrementó en 18.1 %. Este resultado indica que en este año hay una tendencia de mayor agresividad en la población.

En general se hace evidente la necesidad de contar con una medida más eficiente en relación a la aplicación de políticas de seguridad que hagan a la sociedad menos vulnerable a la incidencia de delitos.

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