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- 07/10/2018 02:00
Una opinión dominical
Cumplida la fase interna del partido Cambio Democrático, ofrezco esta opinión que hice pública a primeras horas del domingo pasado, solo haciendo los cambios verbales que corresponden.
El CD (como el 12/8 cuando eligió su candidato presidencial) designó sus aspirantes a diputados, alcaldes, representantes y concejales.
Diré (sin ironía ni demora, pero con respeto) que el CD (en conjunto) es el partido político menos presentable para la contienda del 19. Y repito lo que dije el domingo 12 de agosto: el CD tiene un pecado original, porque RM hizo del CD una sucursal de negocio como parte de la cadena de los Súper 99. No tuvo la intención de hacer un partido en el sentido noble del término, sino un modo de proteger y/o aumentar sus inversiones y para hacer transacciones desde el Gobierno. Y lo demostró con creces.
RM (sin duda) hizo, pero a un costo elevadísimo, medible no solo en dinero. Y dejó que otros hicieran negocios de la manera más vulgar que jamás hubiéramos concebido, y eso que aún no se ha revelado toda la película (y es probable que nunca ocurra o ocurriría mucho tiempo después), gracias a la telaraña de la corrupción global que corre como agua desbordada hasta por donde no alcanzamos a imaginar.
Por ser los más visibles (aunque no los únicos), los diputados del CD (tanto los originarios como los ‘adquiridos') son la peor carta de presentación del partido. No hay ‘buenos'. Traquetean entre peores y catástrofes totales. En el grupo de los peores se encontrará alguien asimilable, pero ni ese serviría lo suficiente para contar con lo necesario en el camino correcto que el país desearía para que la luz termine de arrimar para el hombro para superar la espesa oscuridad que nos fastidia.
Es evidente que en todos los partidos hay diputados, alcaldes y representantes tan siniestros como los Cedeistas, pero en este se concentra un nivel deshonroso de tales personajes. La ventaja que tiene el CD es el carácter y tipo de pueblo que somos. La gente popular (y que vota) recuerda los años de RM porque sintió dinero en circulación en proporción igual al que ahora escasea. Reconocen el mérito en la construcción del Metro que terminó de modificar la vida metropolitana. Y hasta tienden a olvidar que robó y permitió que robaran diciendo (como bálsamo) que a fin de cuentas todos roban y dejan robar. Ese caudal electoral es lo que genera simpatía por el CD con independencia de los candidatos que elijan.
No voy a orillar con la insensata conclusión de que no habrá candidatos con calidad, porque los que resultaron propuestos no serán del todo desechables, pero lo que sobresale y abunda en esta elección interna es el sinfín de intereses por mantenerse en el negocio, para entrar en él, para sanear negocios y para evitar que nada (en los próximos cinco años) les perturbe la continuación del negocio.
Si otra fuera la cultura política del país y nuestra clase política fuera de género superior, ya el CD sería un episodio cerrado por cuya impronta nos estaríamos lamentando y haciendo lo necesario para fulminar cualquier síntoma de resurgimiento.
El domingo no hubo elección en ningún circuito en donde existía diputado del CD que (a su vez) es miembro de la cúpula con ganas de reelegirse. En el resto de los circuitos electorales postularon menos de la cantidad de curules en disputa. Eligieron 32 aspirantes a alcaldes de 81 posiciones y solo abrieron urnas para 308 de un total de 679 posiciones para representantes de corregimientos.
El CD está disponible para ofertas y demandas, como un típico establecimiento comercial. El triste espectáculo con que amanecimos el lunes 01 de octubre no fue distinto a la de sumarle al Sr. Roux una oferta electoral inmerecida y sin perspectiva para el país. Lo único que merece ser salvado del CD es su masa de gente humilde, confiada y desorientada, agradecida y fiel, aunque no esté suficientemente capacitada. Silenciosa, pero atrapada por los recuerdos de luces que menguan lenta, lentamente, pero inexorablemente.
ABOGADO