• 08/12/2025 00:00

Orientar para avanzar: un llamado al joven que decide superarse

Ser joven hoy implica enfrentar una serie de desafíos que rebasan lo académico y lo emocional. Las incertidumbres económicas, la presión social, la ausencia de modelos positivos y los entornos marcados por la desigualdad hacen que muchos jóvenes sientan que su futuro está en manos del azar. Sin embargo, es precisamente en este contexto que la orientación adquiere un valor profundo y transformador. La orientación no solo informa, sino que acompaña, escucha y ayuda a reconstruir la confianza que los jóvenes necesitan para avanzar. La Unesco (2020) destaca que los jóvenes requieren orientación para interpretar la realidad y reconstruirla, pues no pueden resignarse a las circunstancias que los rodean. Y es así: la orientación ofrece un mapa cuando la vida parece un laberinto.

En muchos barrios de nuestro país, los sueños compiten con la violencia, la escasez y la desesperanza. La desintegración familiar golpea fuerte y la soledad emocional se convierte en compañera diaria. Sin embargo, en medio de estos escenarios, la orientación funciona como un puente entre el presente incierto y un futuro posible. La OCDE (2019) afirma que la orientación académica y vocacional es uno de los factores con mayor impacto en las decisiones de vida de los jóvenes en riesgo. Esto revela que el acompañamiento orientador no es un lujo escolar, sino un elemento esencial de movilidad social.

A pesar de los entornos adversos, la historia demuestra que muchos jóvenes logran levantarse con admirable fortaleza. Algunos crecieron sin guía, enfrentaron pobreza o vivieron situaciones que habrían desviado a cualquiera; aun así, eligieron continuar. Esa capacidad de resistencia es un componente esencial del proceso orientador.

La American Psychological Association (2021) confirma que la resiliencia se fortalece significativamente cuando el joven cuenta con adultos orientadores que guían, modelan y sostienen sus procesos de crecimiento personal. La orientación, por tanto, se convierte en una red emocional que sostiene, impulsa y valida.

Hoy sabemos, gracias a estudios recientes, que la resiliencia no surge por casualidad. Benard (2022) reafirma que los jóvenes desarrollan resiliencia cuando se sienten vistos, escuchados y acompañados por adultos que creen genuinamente en su potencial. Esto coloca al orientador ante una responsabilidad profunda: mirar al joven más allá de sus errores, reconocer sus capacidades ocultas y ayudarlo a descubrir la fuerza que no sabía que tenía. La orientación socioemocional, además, juega un papel decisivo. García-Carrasco y Pérez-González (2023) sostienen que esta área ayuda al joven a reinterpretar sus circunstancias y responder de manera más efectiva frente a los desafíos. Así, la orientación no solo guía decisiones, sino que fortalece la identidad y la autonomía emocional.

Unicef (2021) advierte que los jóvenes que viven bajo estrés, abandono o limitaciones económicas tienen mayor riesgo de abandono escolar, pero también afirma que los programas de orientación reducen significativamente esta vulnerabilidad. Esto confirma que el orientador es un agente protector, un punto de referencia en medio de la turbulencia emocional y social que muchos jóvenes viven. Su presencia puede ser la diferencia entre rendirse o seguir adelante.

Por eso, este artículo es más que una reflexión: es un llamado. Un llamado directo al joven que se siente atrapado por las circunstancias, que cree que su origen determina su destino o que piensa que sus errores lo definen para siempre. Ninguna barrera externa es más poderosa que la voz interna que te dice que no puedes. La orientación te recuerda que tu presente no dicta tu futuro y que todo cambio profundo comienza cuando decides creer en ti mismo. Si otros encontraron luz en medio de la oscuridad, también puedes encontrarla. Si otros transformaron su dolor en propósito, tú también posees esa capacidad. Avanzar puede ser difícil, pero siempre será tu decisión más poderosa.

Elige creer. Elige avanzar. Elige escribir tu propia historia.

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