• 06/02/2023 00:00

Panamá ofendida, o el robo en Panamá

“Los procesos electorales no son una “fiesta cívica” ni un “carnavalito político”, como algunos sectores los califican por hipocresía, ingenuidad y malicia. Son responsabilidades insoslayables de higiene social [...]”

PANAMÁ OFENDIDA, O EL ROBO EN PANAMÁ, es un esfuerzo, sin ánimo de figuración personal o profesional del autor, para elevar la conciencia de la comunidad nacional exponiendo el gigantesco y consuetudinario saqueo de que es víctima el sector decente de nuestro país, que son aquellos cientos de miles de panameños que trabajan en el Sector Pública y Privado, y que no roban -a quienes está dedicada esta obra- por parte de otros miles que reciben paga para no trabajar o para trabajar mal, sobre todo en el Sector Público.

No es cierto entonces que “en Panamá todo el mundo roba”. No. Lo cierto es que muchos roban, y la mayor parte de quienes roban, sobre todo si lo hacen en grande, disfrutan de impunidad.

Inicialmente se presentan tres formas genéricas de interacción entre los delincuentes y sus víctimas, pasando a un extenso y detallado catálogo del latrocinio y sus autores. Más de 250 formas mecanismos del despojo activo y pasivo, por parte de los organismos legislativos, judiciales, fiscales, administrativos, financieros, educativos, de infraestructura física. Un gigantesco retrato hablado del crimen, que incluye abogados, bancarios, médicos, partidos políticos, gremios profesionales, obreros, comerciantes, agricultores, transportistas, profesionales de la docencia, diplomáticos, grupos empresariales, gobernantes nacionales y municipales, religiosos y muchos otros más.

Como solución, no se recomienda a los ciudadanos armarse de sogas para colgar a los ladrones: tampoco dejar de pagar los impuestos. Ni darle fuego a los palacios legislativos u otros edificios de Gobierno. Más bien, eliminar estos vicios a través de la acción moral y de la lucha cívica y política permanente. La eliminación de tales vicios que cometen el Gobierno y los particulares significa llevar a la práctica el ideal de una sociedad equilibrada, democrática y justa, donde se trabaja bien y no se roba, como un acto de justicia ciudadana.

Como alternativa a las propuestas que dominan la picardía electorera tradicional, se presenta una PROPUESTA ELECTORAL PARA LOS PANAMEÑOS DECENTES, que contiene lineamientos precisos y objetivos sobre a quienes escoger o no escoger para presidente, diputados, representantes de corregimiento y otros cargos de elección popular.

Todos los elementos de esta propuesta son necesarios, pero no suficientes. Como parte de su campaña y de su accionar cívico y político, el candidato decente y los grupos que lo apoyan y promueven deben identificar y sustentar denuncias por las fallas morales, cívicas, académicas y de la vida pública y privada de los candidatos indecentes. La labor de limpieza moral y política es solo completa cuando se dice al elector: “vote por este que conviene al país, por estas razones, y no vote por este otro que no conviene al país, por estas otras razones”. Hay que desenmascararlos, ponerlos en evidencia, someterlos al rechazo de la comunidad. Los procesos electorales no son una “fiesta cívica” ni un “carnavalito político”, como algunos sectores los califican por hipocresía, ingenuidad y malicia. Son responsabilidades insoslayables de higiene social, de asepsia moral y política, de cirugía profunda para extirpar del cuerpo social a personas, organismos y grupos de intereses que gangrenan, hacen metástasis con su incompetencia, rapacidad y otras formas de corrupción a la sociedad panameña. Son responsabilidades y oportunidades permanentes de los electores y de los grupos políticos, cívicos y profesionales, que deben ser asumidas y desarrolladas de manera continua, sin desmayos, con fuerza, valentía y entusiasmo por el Panamá decente. Con fuerza, valentía y entusiasmo. No con pétalos de rosas.

Nota: La obra comentada es de distribución gratuita e ilimitada.

Consultor en Asuntos Económicos y Bancarios.
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