• 13/01/2023 00:00

Panamá: sociedad y consecuencias

Panamá es un país con una composición social suigéneris, si la analizamos desde una perspectiva socio-histórica. Esto permite entender y tener el referente de que, la colonización, con la presencia española, con el ´propósito e intención de su llegada a nuestros pueblos, con el consiguiente saqueo, exterminio e imposición de su cultura, creó de alguna manera un basamento ideológico que signo nuestro comportamiento y dio “luces” a una manera de ser y de pensar.

Panamá es un país con una composición social suigéneris, si la analizamos desde una perspectiva socio-histórica. Esto permite entender y tener el referente de que, la colonización, con la presencia española, con el ´propósito e intención de su llegada a nuestros pueblos, con el consiguiente saqueo, exterminio e imposición de su cultura, creó de alguna manera un basamento ideológico que signo nuestro comportamiento y dio “luces” a una manera de ser y de pensar.

Con lo precedente, como marco introductorio, quiero bascular al momento actual y acercarnos un poco a encontrar el por qué y, en cierto modo, la razón de ser de la conducta social del panameño. Quizás, ese hilo prístino de nuestro hallazgo y nacimiento como República, en todo el proceso, de algún modo filtró en nuestra psiquis antivalores, muy arraigados al grado de No poder desprendernos de ellos y, de hecho, estos inciden notablemente en lo que reflejamos como sociedad. Ese juega vivo, esa proclividad hacia la corrupción y a la deshonestidad parece formar parte del ADN de muchos de nuestros coterráneos.

Tanto así que ya no podemos certeramente visualizar un futuro promisorio con un “plan de acción cuyo eje sea grado de desarrollo como país” Todo está contaminado por el virus de la corrupción, prohijado por partidos políticos, por grupos sociales, por gremios civiles y empresariales. No existe un verdadero proyecto de país, y cualquier aproximación a este debe tener en cuenta que hasta no acabar con toda patología de corrupción neurosociocultural, esa intención no será más que quimera en tiempo de desesperanza.

Lastimosamente, esa descomposición social, en cierto modo, inducida, ha profundizado la alienación, la desconexión hombre-proyecto-país, y secuelas inmediatas la vemos en los Órganos de Estado, en las estructuras administrativas, gobiernos locales, juntas comunales, auxiliares de justicia, etc., etc., donde predomina la maleantería, el “qué hay pa mí”, el soborno, la coima, el chantaje, la extorsión, la estafa.

Difícil tratar de trazar metas, a largo o corto plazo, con una sociedad en estas condiciones. Si bien las instancias académicas, escuelas, colegios, universidades, realizan ingentes esfuerzos en propiciar el nacimiento de un prototipo de hombre panameño, el entorno desvirtúa ese propósito y máxime con una clase política, como poder supremo, que desparrama fetidez y esfuerzos desmedidos de saquear la cosa pública, sin importar el daño colateral.

Llega un 9 de Enero más. Habrá actos solemnes, se encumbrará la acción de los mártires, se hablará de sueños, logros, etc., y al final todo seguirá igual: la misma línea de fuerza política para logros, de prebendas y un discurso que a todos nos sabe a más de lo mismo. A mi entender, viendo la nueva generación, su conducta, su manera de ser, su tibieza mental y su desinterés por todo, hay caldo de cultivo para, verdaderamente, mantener el status quo. Amanecerá y veremos.

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