• 15/06/2025 00:00

Panamá: ¿Una sola ruta para siempre?

Desde siempre hemos escuchado la trillada frase que nos recuerda lo privilegiado de la posición geográfica de Panamá. Es una verdad estudiada desde hace más de 500 años y que ha quedado demostrada con hechos históricos contundentes: el Ferrocarril Interoceánico inaugurado en 1855, el Canal de Panamá en 1914 y su ampliación en 2016. Solo estas dos últimas obras han generado un desarrollo logístico y portuario impresionante entre las provincias de Panamá, Panamá Oeste y Colón. En esa misma línea, en 1982 se construyó también el oleoducto transístmico entre Chiriquí y Bocas del Toro.

Pero desde entonces, ¿qué más hemos hecho como país para aprovechar esta ventaja geográfica?

Con el paso de los años, el país ha centrado la mayor parte de su desarrollo logístico en torno al Canal. Pero la realidad es que este enfoque ya no basta. Es momento de abrir los ojos a oportunidades complementarias: puertos regionales, gasoductos, tuberías de granos y corredores terrestres. Estas alternativas no solo amplían el horizonte económico nacional, sino que también alivian la presión sobre la vía acuática más emblemática del mundo. Además, pueden generar desarrollo descentralizado y empleo digno en las provincias, para que la población del interior no tenga que migrar a la capital a integrarse al sistema logístico existente.

Un estrecho que nos puede poner adelante... o atrás

El istmo de Panamá tiene apenas 80 km en su punto más angosto, la distancia que cruza el Canal. En cambio, el Istmo de Tehuantepec, en México mide cerca de 250 km entre el océano Pacífico y el Golfo de México. A pesar de ser más ancho, México ejecuta allí un ambicioso corredor interoceánico que incluye tren, puertos, fibra óptica y ductos, y ha sido promovido como una “alternativa al Canal de Panamá”. Según datos oficiales del gobierno mexicano, este proyecto podría aportar hasta un 5 % del PIB nacional y movilizar más de $4.500 millones en inversión para parques industriales y obras logísticas (Secretaría de Economía, 2023).

Mientras tanto, todo el territorio panameño es más angosto y, por tanto, más viable para soluciones logísticas modernas. Panamá tiene zonas con potencial para nuevos puertos, terminales intermodales, oleoductos o gasoductos, sin necesariamente afectar áreas protegidas o ecosistemas frágiles. Lo que se necesita es voluntad, planificación e inversión.

Sí, es cierto que contamos con territorios protegidos, comarcas indígenas, reservas naturales y otros límites ambientales legítimos. Pero también es cierto que existen áreas aptas para desarrollos estratégicos que podrían dinamizar economías locales, atraer nuevas industrias, fomentar el turismo logístico e impulsar agroexportaciones, especialmente en provincias como Chiriquí, Veraguas, Coclé, Los Santos o Darién.

Una visión logística integral

Para que cualquier proyecto de este nivel funcione, Panamá debe actuar como un solo país. El desafío no es solo técnico, sino político y social. Se requiere garantizar seguridad jurídica para los inversionistas, promover alianzas público-privadas sólidas, respetar a las comunidades locales y proteger los entornos naturales. Pero ante todo, se necesita una visión compartida de país.

¿Estamos dispuestos a integrar de verdad a Colón, Chiriquí, Darién y el resto del país en una visión logística integral? ¿Permitiremos que cada provincia tenga un rol activo en el mapa logístico del futuro? Urge pensar en rutas ferroviarias internas, nuevos ductos, centros de acopio, zonas francas rurales y corredores multimodales que sirvan tanto al comercio internacional como al interno.

Aunque sea difícil de decir, por el valor simbólico y estratégico del Canal para todos los panameños, debemos romper la dependencia de una sola ruta. Hay que abrazar un modelo logístico nacional integrado, que no rivalice con el Canal, sino que lo complemente. Un modelo de largo plazo, resiliente, eficiente, menos centralizado y más justo.

Esto traería beneficios tangibles: generación de empleo, reducción de costos logísticos, menor impacto ambiental por emisiones, mayor capacidad de respuesta ante crisis globales y, sobre todo, un abanico de nuevos clientes que hoy no atendemos. Los usuarios del Canal seguirán siéndolo. El futuro está en conquistar a quienes hoy lo rodean.

La salida de Panamá de la lista de jurisdicciones con alto riesgo de blanqueo de capitales y financiación del terrorismo de la Comisión Europea es una señal clave: el país puede recuperar la confianza internacional. Es hora de usar esa credibilidad para atraer inversiones que conecten nuestro istmo de costa a costa, más allá de las esclusas.

México ya lo está haciendo. Con más kilómetros, más población y más desafíos. ¿Vamos a permitir que nos pasen por la derecha teniendo todo para ir por el centro?

*El autor es periodista
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