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“Terminada la Primera Guerra Mundial, comenzó a utilizarse crecientemente el canal interoceánico, dando lugar a una bonanza bastante sostenida para Panamá. Los ingresos fiscales pasan de promediar $6 millones en 1918-1920 a $9 millones entre 1926 y 1932, cuando con algún rezago se derrumban, con la Gran Depresión, a $7 millones (...) así, el cenit de la prosperidad se alcanzó en 1929 (...); hacia 1937, los impuestos indirectos al comercio exterior sumaban 44,2% de los ingresos del fisco, y los impuestos internos aportaban el 23,1% del total, (Lozano, 2015). Panamá avanzaba así hacia un nuevo período de bonanza fiscal durante los años cuarenta, “propiciado por el gasto militar de Estados Unidos en el territorio, con la construcción de muchas bases aéreas, navales y del Ejército” (Lozano, 2015).
En 1937, el esfuerzo panameño para la captación de inversiones se viabilizó a través del turismo y el deporte. Narciso Garay era el secretario de Trabajo, Comercio e Industrias de Panamá y, en mayo, comunicó a la Legación peruana las bondades y alcances de la nueva ley de promoción del turismo panameño en lo que respecta a la construcción de hoteles y centros de esparcimiento. La misiva invitaba también a participar en una licitación abierta para hoteles en Ciudad de Panamá, Boca del Toro y David (Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú, Caja 5-20-A,of.11,doc.14,1937). Al igual que en 1931 cuando Panamá buscó resolver la escasez de azúcar y de alcohol que le aquejaba (MRE, Caja 5-20-A,of.25,doc.2332,1931), el señor Gregorio Miró fue escogido para que represente a los capitales peruanos en la licitación fijada para setiembre. Sin embargo, como sucedió en 1931 cuando las dos licitaciones fueron ganadas por productores de Luisiana (Raffo, 2025), la buena pro de los hoteles fue otorgada a inversionistas estadounidenses quedando los peruanos en segundo lugar.
En noviembre de 1937, Panamá decidió organizar una exposición para conmemorar los Juegos Olímpicos Centroamericanos y del Caribe de 1938 que tendría lugar en paralelo en febrero de ese año. En la comunicación enviada a la Legación del Perú señaló que participarán los cinco Estados centroamericanos, México, Cuba, Estados Unidos, Haití, República Dominicana, Colombia y Venezuela. En la nota añadía que se calculaba que 20.000 personas visitarían a la exposición. Finalmente se invitaba al Perú a participar ofreciendo facilidades para el stand y el terreno (MRE, Caja 5-20-A,of.47,doc.51,1937). Luis Cúneo Harrison, ministro plenipotenciario en Panamá, se entusiasmó con la idea y sugirió a Lima reciclar el material propagandístico utilizado en las ferias de París y Dallas. Propuso también el establecimiento de un paquete turístico Panamá-Lima-Cuzco como aquel que Garland llevó a cabo en 1931 con la “Grace Line” (MRE, Caja 5-20-A,of.43,1931).
Un mes después, el departamento comercial de la cancillería peruana emitió el informe 3061 firmado por el más tarde famoso Pedro Paulet (precursor de la aeronavegación peruana) que apoyó a Cúneo, pero señalando que se use el material de la feria de Dallas porque los componentes de la de París aún estaban en Europa en espera de su presentación.
Sobre la base de esos resultados, Panamá hizo llegar a Cúneo, en diciembre de 1937, la copia del formulario de contrato propuesto por “la Junta Pro-turismo de Panamá para la realización de las Olimpíadas Centroamericanas y del Caribe” (MRE, Caja 5-20-A,of.60,doc.66,1937). Carlos Juan de la Rosa, gobernador de la provincia de Panamá y presidente de la Junta Pro-turismo, señaló a Cúneo que el Perú tendría una rebaja del 25% en el valor del metraje que ocuparía el stand peruano, un descuento del 25% en el valor de construcción del stand y exoneración de impuestos de los artículos que se vendan al finalizar las olimpíadas, es decir, de los excedentes de productos o lo que quede sin venderse.
Para reforzar la presencia peruana en la exhibición panameña, Cúneo coordinó con el cónsul peruano Fernando Rodríguez Pastor en Colón para que la Asociación Consular de esa ciudad apoye la difusión de la muestra inca. La Asociación estaba conformada por treinta representantes consulares acreditados en Colón, Cristóbal y la Zona del Canal. En diciembre de 1937 fue elegida la nueva Junta Directiva consular donde Rodríguez Pastor ganó la vicepresidencia. Los otros miembros fueron Efraín del Valle Recuenco (Colombia) como presidente; Giovanni Bruni (Italia), secretario de actas; Fernando Suárez (Venezuela), secretario de correspondencia; y Enrique Pucci (Costa Rica), secretario tesorero (MRE, Caja 8-39-B,of.59,doc.59,1937; “La Estrella de Panamá”, “Star & Herald” y “Panamá América” del 11 de diciembre de 1937), quienes, desde enero de 1938, contribuyeron al éxito del evento artístico-comercial que, finalmente, se llevó a cabo como un acto preparatorio de las olimpíadas que se desarrollaron del 5 al 24 de febrero en las que Panamá ocupó el segundo lugar en el medallero (24 de oro, 22 de plata y 20 de bronce). Una página de historia diplomática donde turismo, deporte, inversiones y diplomacia se hallaron conectadas.