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Hoy hago un alto, excepción y una explicación. Un alto porque es necesario que recordemos fechas especiales en el calendario de la nacionalidad panameña de Jorge Conte Porras. Una excepción porque nos apartamos temporal y brevemente de los asuntos del agro, el ambiente y recursos naturales. La explicación lo amerita con las breves acotaciones señaladas, ya que existen suficiente justificación y sobradas razones para asumir responsabilidades y posiciones frente al devenir nacional. En el transcurso del escrito las palabras son explícitas.
Estamos acostumbrados a celebrar días de... todo tipo de actividades. Los 365 días del año se lo dedicamos a distintas efemérides. No comparto tantas celebraciones, quizás un poco insulsas o de poca trascendencia, las respeto y no hago de ellas, ningún gesto despectivo. La sociedad humana y las concepciones modernas económicas utilitaristas, han desplegada una ofensiva publicitaria que persigue objetivos bien definidos. Allí está la realidad.
Sin embargo, sí existen, a nuestro juicio, considero yo, fechas muy especiales que todo panameño (a), no debe olvidar y que paulatinamente se han ido perdiendo, como muchas de nuestras costumbres vernaculares, ya que ocurrieron acontecimientos extraordinarios, que están íntimamente ligadas a nuestra identidad de ser.
Una de ellas, cada día que transcurre, va pasando desapercibida y principalmente la desconocen las nuevas generaciones (llámese millenium, zeta o cualquier palabra), así como nuestros contemporáneos, pues han perdido su real contenido, importancia y relevancia, orientada a la panameñidad.
Nos referimos a la fecha del día de mañana y que a 78 años se debe recordar con mayor rigor histórico, remitirnos al 12 de diciembre de 1947, conocida como el rechazo al Convenio Filós-Hines o la negativa a la presencia o prórroga de bases y sitios militares en la antigua zona del canal, caso particular, la base militar de Río Hato.
En este mes decembrino que nos absorbe la fanfarria navideña, el jolgorio, los oropeles fatuos y el consumismo excesivo, no podemos bajo ningunas circunstancias olvidar esta fecha que marcó un hito en la lucha por la recuperación y descolonización de nuestro territorio. Parecen palabras huecas y sin contenido, pero guardan un profundo sentido de patriotismo y nacionalismo.
Dicho convenio Filós-Hines en 1947 entre Panamá y Estados Unidos pretendía extender la presencia militar estadounidense sobre suelo panameño por 10 años más permitiendo utilizar varias bases y áreas estratégicas para la defensa del canal, pero fue rechazada de manera unánime por la Asamblea Nacional de Panamá, debido a la presión y movilización del pueblo panameño en las calles.
El convenio Filós Hines fue firmado, el 10 de diciembre de 1947, por el ministro panameño de Relaciones Exteriores, Francisco Filós y el representante norteamericano, embajador de Estados Unidos, General Frank T. Hines, con el visto bueno de sus respectivos presidentes: Enrique A. Jiménez y Harry S. Truman. En ese convenio se concedía a Estados Unidos el uso de 132 sitios, incluyendo accesos marítimos y bases prorrogables por una década, tal como se ha manifestado.
Para los efectos de la memoria histórica, dicho acuerdo daba la cesión a los Estados Unidos por un lapso prorrogables de 10 años, de áreas o terrenos para bases militares en Jaqué, Isla Grande, Isla del Rey, Las Margaritas, Pocrí, Punta Mala, la base de Río Hato, Salud, San Blas, San José, Taboga, Taboguilla y Victoria.
Cuando se hizo publico el documento ocurrieron numerosas protestas de diferentes sectores de la opinión pública durante varios días, originando diversas acciones de repudio de la población y la ciudadanía en general, ocasionando movilizaciones populares e indignación general.
Luego el 22 de diciembre de ese año, 1947, la Asamblea Nacional rechazó por unanimidad el convenio y en 1948, Estados Unidos desmanteló todas las bases excepto las de la zona del canal. No son entelequias de la historia, ni románticos trasnochados, viviendo nostalgias del pasado, sino eventos ocurridos en la maduración de los pueblos enrumbando a la nación en la perfección de su auténtica independencia con avances y retrocesos.
Son las luchas populares reivindicativas que se van perdiendo, frente a nuevas realidades, contextos nacionales y mundiales, transformaciones sociales, económicas y políticas. Retos y desafíos permanentes de las recientes generaciones ante desconocidos problemas, situaciones e incógnitas del presente y el futuro.
Sucesos extraordinarios que ocurrieron en épocas, anteriores y con antelación, tales como: el Incidente de la Tajada de Sandía, 1856, nuestra independencia Panamá de España y separación de Colombia, respectivamente y más reciente, las batallas y luchas por la soberanía nacional de la “Siembra de Banderas” en dos eventos: Operación Soberanía el 2 de mayo 1958, y la siguiente siembra masiva el 3 de noviembre 1959, Gesta Heroica del 9 enero 1964, la invasión del 20 de diciembre de 1989.
No solo se trata de vistosos desfiles recientes, para honrar a la Patria, sino recordando estas fechas y sucesos, que no queden en el olvido, inculcando a la juventud y a la nación en general, a través de numerosas formas masivas de divulgación. Independientemente de acuerdos conjuntos, memorandos de entendimiento y convenios u otros instrumentos de aparente regresión. Reconocer nuestros orígenes y consolidar fortalezas, perfeccionando la autonomía total.