• 16/10/2013 02:00

Por una verdadera paz en Colombia

Con el aval de Cuba, Noruega, Venezuela y Chile, el diálogo de paz FARC-EP y gobierno colombiano, que se inició en Oslo, para luego tras...

Con el aval de Cuba, Noruega, Venezuela y Chile, el diálogo de paz FARC-EP y gobierno colombiano, que se inició en Oslo, para luego trasladarse a La Habana desde fines de 2012, sigue su reglamentario desarrollo. Este diálogo podrían ser la oportunidad de Colombia para poner fin a un conflicto de cinco décadas, que ha dejado miles de víctimas y la frustración de un país que aboga por una reconciliación nacional, dentro de un marco de equidad y tolerancia política.

El conflicto armado en Colombia se recrudece con los años 50, al darse el conflicto bipartidista, involucrando a los actores: Estado colombiano, las FARC-EP, los paramilitares y el narcotráfico; esto ha dinamizado una cultura violenta en el pueblo colombiano. Este cruento escenario permitió el desarrollo del narcotráfico en Antioquia, generar un modelo productivo sostenido, permitió superar todas las crisis mundiales y desarrollar un dinámico y complicado lavado de dinero, incrementar la violencia selectiva, especialmente contra los movimientos sociales y los grupos armados, consolidar los partidos políticos tradicionales y garantizar la permanencia de la oligarquía tradicional en el poder político nacional.

Las FARC-EP, uno de los actores de este conflicto interno, nacen por la pelea de tierras que la oligarquía terrateniente jamás quiso devolverle al campesinado colombiano.

En 1985 se realiza la primera conferencia del bloque sur y se nombra como comandante superior a Manuel Marulanda, en el 82 el presidente Belisario Betancur deroga el Estatuto de Seguridad y se aprueba la Ley General de Amnistía, dos años después se pacta la tregua y el cese bilateral del fuego.

Aparece el movimiento político Unión Patriótica (UP), que logra elegir en 1986 a cuatro congresistas, 18 diputados, 335 concejales. Sin embargo, la UP pone más de 3,000 dirigentes asesinados, lo cual conlleva al rompimiento de la tregua en 1986. En 1991 comienza otro diálogo de paz, en Caracas-Venezuela y continúan en Tlaxcala-México, fracasa un año después. En 1991 comienza el diálogo de paz en el Caguán, con el presidente Andrés Pastrana, los cuales también fracasan.

Durante estos 50 años de lucha, las FARC-EP ha perdido sus más simbólicos dirigentes, Jacobo Arenas, Raúl Reyes, Tiro Fijo, Jorge Briceño, Alfonso Cano e Iván Ríos, entre otros. Hoy su secretariado tiene cinco miembros, todos revolucionarios y veteranos de lucha, su comandante Timoleón Jiménez, ‘Timochenko’, con 54 años; Pastor Alape, 67 años; Joaquín Gómez, 66 años; Iván Márquez, 58 años, miembro del equipo negociador en La Habana; Mauricio Jaramillo, ‘el Médico’; Pablo Catatumbo, 60 años. Un secretariado que ha dado toda su existencia en la lucha armada por llegar al poder político e instaurar un gobierno socialista en Colombia.

Hoy, las FARC-EP, a través de Andrés Paris, sostienen que están dispuestos a acordar una pausa en las negociaciones de paz durante el proceso electoral que tiene Colombia para el 2014. Las FARC-EP informan que están cerca de cerrar un acuerdo sobre su participación política con la delegación del gobierno del presidente Juan Manuel Santos. Afirman que los insurgentes quieren entrar en ese dibujo de la democracia, pero obviamente modificando aspectos substanciales que permitan que en el paisaje de la democracia colombiana esté la insurgencia, se trata de transitar los caminos de esa acción política sin el uso de las armas.

Es el momento histórico de que esta fuerza beligerante, que ha sobrevivido a toda política interna y externa de exterminio y desplazamiento forzado, entre al juego político y junto al gobierno, desarrollen un programa de reconciliación nacional que lleve al país por un sendero de progreso y desarrollo. Solo así se podrá llevar a negociaciones de paz a todas las fuerzas aún beligerantes, que son el efecto del movimiento insurgente y de la intolerancia clasista de la oligarquía colombiana.

ECONOMISTA.

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